Granizada
Teruel existe porque acabamos de ver las imágenes de una granizada caída sobre esa ciudad que la dejó con cerca de medio metro de hielo, de granizo, inundando calles, plazas y parques. Quince minutos catastróficos convertidos por las tecnología moderna de uso común en un espectáculo que nos proporciona miradas desde todos los puntos de vista y enfoque. Tenemos decenas o cientos de minutos grabados por todo tipo de aparatos. Un fenómeno meteorológico convertido en un fenómeno audiovisual por las redes y noticiarios.
Cuando se suceden noticias en las que se encadena el cataclismo político de Catalunya, en estos precisos momentos bajo una granizada que puede hacer bastante daño, ya que Madrid ha nombrado un coronel de la Guardia Civil para coordinar las fuerzas de seguridad, y el Govern se niega a ceder a los Mossos bajo otro mandato. La granizada de usos y abusos de las leyes existentes y su interpretación más centralista e imperiosa. Siguen dando pasos hacia el precipicio. La provocación es patológica. Y que nadie dude de que no es una espiral de acción-reacción, sino una estrategia elaborada con tiempo. Decía que si tras los tres cuartos del espacio de un informativo televisivo que ocupa Catalunya, los soportes literarios en algunas conexiones con el terremoto de México, que nos deja siempre en territorio de duda constante, sabiendo que una cámara retrata una milésima parte de Ciudad de México, por lo que tenemos visión parcial, los desastres que sigue haciendo los tifones tropicales, el último de nombre María, que ha devastado Puerto Rico y nos proporciona escenas incalificables fuera de los diagnósticos del terror, no es difícil emparentar la granizada turolense con el cambio climático y la granizada de medidas represoras de Rajoy con el involucionismo político del reino de España.