Joseba VIVANCO
Europa League

«Pathetic» de Bilbao

Los leones vuelven a decepcionar, como en La Rosaleda, a una afición que les despide con una merecida pitada tras perder ante el séptimo clasificado de la Liga ucraniana y firmar un descorazonador partido.

ATHLETIC 0

ZORYA 1


«Las jugadas son para el juego como las palabras para las frases: elementos con los que se puede componer una oración o una blasfemia». Lo escribió allá en 1978 Ricardo Olivós Arroyo, un estudioso que acuñó el término Teoría del fútbol. Lo visto ayer fue patético. Tanto que un San Mamés casi vacío despidió a los suyos con una sonora pitada. Merecida. Merecidísima. Porque lo de ayer no se le hace a una afición que, aún y todo, estuvo a la altura, la de empujar a su equipo hasta ese alivio final del colegiado, que dio rienda suelta a un profundo malestar que se venía larvando desde hace días, sobre todo desde La Rosaleda, y que ha estallado de la peor manera. Derrota humillante, clasificación en riesgo y el único que tiene algo de fútbol en sus botas, Iker Muniain, retirado en camilla. Llorando. De dolor por la rodilla dañada a poco del final, dolor por la impotencia de dejarse la piel sobre el césped para nada, dolor por una imagen que no está a la altura no ya de este club que las ha visto de similares colores en años de historia y no será la última, sino a la altura de estos jugadores. Los mismos que por boca de Mikel San José se rebelaron a esos silbidos con una frase que va a dar mucho de qué hablar: «Quien crea que esto es fácil no tiene ni puta idea de fútbol». La dijo a bote pronto, en caliente, todavía sobre el verde de San Mamés. Minutos después, su entrenador fue mucho más diplomático: «No es lo que esperaba el público, que quiere pasarlo bien y no se lo pasa bien. Yo he sido público. Yo entiendo al público». Luego Sanjo, tras la ducha, dijo algo parecido.

A este Athletic se le ha roto la caja de cambios. No carbura, no funciona, no va. Y en boca de todos un nombre: Kuko Ziganda. Y en el horizonte, el domingo, una visita a Mestalla para resucitar o hundirse todavía más. Porque nadie duda de que este grupo va a darle la vuelta a la situación, con o sin el mismo entrenador, pasado mañana o dentro de un mes o dos, porque son los mismos que desde hace años han hecho gala de un ADN competitivo y de saber conjurarse en las situaciones adversas, esas en las que el término cuadrilla cobra toda su comunión. Pero el hoy es hoy. Y hoy, el Athletic sigue por los mismos derroteros que hace unos meses, allá cuando Ernesto Valverde no se veía capacitado para renovar el espíritu de una plantilla necesitada de alicientes o de un revolcón que la Junta Directiva decidió que liderara el navarro Ziganda. Si se equivocó o no, los resultados y el tiempo lo dirán. De momento, la grada, soberana, pero que no siempre tiene la razón, ha dictado sentencia con esa pitada. A ella fue a la que se dirigió el técnico en su comparecencia tras ser nombrado. «Esto es duro, ahora vienen duras y es cuestión de hacerte más fuerte, una coraza y a entrenar duro», fueron las palabras del entrenador de Larraintzar, ayer, que reconoció lo evidente, «tenemos una decepción muy grande».

Difícil explicar lo de Málaga, imposible analizar lo sucedido ante un rival que es séptimo en la liga ucraniana, un desconocido en el concierto continental, un equipo normalito en el día a día pero al que el Athletic se encargó de insuflar vida, de alegrarle el jueves, como a esa media docena de seguidores que acompañaron al Zorya en la grada visitante y dichosos entre los 33.000 sufridores presentes.

Explicar el partido no es fácil. O sí. El Athletic pensó en Málaga que lo tenía ganado y se dejó empatar. Ayer, a los cinco minutos, tras un balón a la cruceta de Muniain y otro remate alto, se pensó que aquello iba a ser una pachanga. Ellos y el resto, con la diferencia de que los demás lo ven sentados en la grada o al otro lado del televisor. Pero jugando al tran-tran, sin espíritu, por inercia, pero lo más preocupante, sin ideas, uno hace bueno al equipo de casados de su pueblo. Como al Zorya. Que firmó un perfecto partido porque el Athletic dejó que lo creyera.

La ostia con la mano abierta del 0-1 en el minuto 26 lo fue por inesperada, pero más por la fragilidad defensiva, retratado Laporte en la marca como todo el equipo. Cuando en una jugada a balón parado en contra no hay disputa en la defensa, sales en la foto. Como todo el equipo cuando apenas cinco minutos antes Etxeita cedía un balón a Herrerín desde la medular y San Mamés clamaba al cielo. Sintomático de lo que es este Athletic que ha perdido el faro, sobre todo si la lesión de su única lumbrera Iker Muniain se confirma.

«El partido no ha sido el que queríamos. Su gol ha sido demasiado mazazo. Nos hemos colapsado, nos hemos parado y hemos dejado de jugar, de creer, nos hemos salido en el primer tiempo», asumía Ziganda. Y el segundo tiempo no fue mucho mejor. Porque el Athletic le echó cabreo pero no fútbol. Gozó de alguna ocasión clara, como una de Aduriz que sacó un envalentonado portero ucraniano de 18 años, pero fue una ofensiva a toque de corneta sin pies ni cabeza, a base de balonazos, de seudocentros a ninguna parte, de precipitaciones. «En el segundo tiempo, con dominio y llegadas no hemos acertado. Porque hemos estado precipitados, ansiosos, con más corazón que cabeza», se flagelaba el técnico.

Fue un querer y no poder, una declaración de impotencia no porque el gol se resistiera, sino porque el Athletic no sabía cómo ni de qué manera. Y por si el desaguisado no fuera suficiente, llegó esa jugada aislada, solo, de un excelso Muniain, que le dejó tendido en la hierba, dolorido, con lágrimas en los ojos. Esperemos que no peor noticia que la de la propia derrota. Día para olvidar. Porque como dijera el periodista Enric González, «el fútbol no es una de las bellas artes, y cuando se empieza a hurgar en la relación entre el fútbol y la estética, el resultado suele generar dosis nada recomendables de vergüenza ajena».

Compromisarios se unen para hacerse oír en la Asamblea

Compromisarios reunidos en torno al nombre Athletic Denontzat han conseguido las 156 firmas necesarias para introducir un nuevo punto en el orden del día de la Asamblea General del club. En concreto, el punto incluido y confirmado por el Athletic ayer, solicita que se ponga los medios necesarios para que los socios de manera «ágil, intuitiva, sencilla y accesible» puedan introducir propuestas en la página web, de cara a que el resto de socios que lo deseen, se unan a ellas, apoyándolas para poder introducir nuevos puntos en el orden del día de las asambleas. Asimismo, solicitan que tenga valor la firma electrónica, mediante medios digitales, para apoyar las propuesta. El punto será sometido a votación en el orden del día. Athletic Denontzat aclara que «no somos un grupo organizado opositor a la actual Junta Directiva, ni formamos parte de ninguna entidad, asociación, organismo ni grupo organizado; ni pretendemos ningún otro objetivo que no sea poder hacer propuestas, que sean escuchadas, debatidas y votadas por todos». Su objetivo es, dice, «un Club más participativo, abierto, que se construya con el concurso de todos, en el que todos podamos participar, escuchar, ser escuchados y decidir J.V.

Muniain, esguince de rodilla, primer parte médico

«Ha sufrido una entorsis en su rodilla derecha. Se le efectuarán pruebas complementarais», fue el primer parte médico del club sobre la lesión de Muniain poco antes del final. Habrá que ver su evolución y nuevas pruebas para confirmar lo que quedaría, en el mejor de los casos, en un esguince. «Estaba asustado, triste», reconoció Mikel San José después.

Laporte: «El rival era complicado, ha estado fuerte»

«Un partido complicado, el rival era complicado, hay equipos muy buenos equipos a pesar de los nombres que no llaman tanto. Hemos visto a un rival fuerte al que no hemos podido meter gol. Hay que ser optimista, tenemos plantilla. La gente puede decir cualquier cosa, pero nosotros damos el máximo posible», fueron las palabras de Aymeric Laporte.