Hace ya algunos meses que los artesanos de la paz convocaron una gran movilización en París el 9 de diciembre con el lema “Orain presoak”. Un lema que alude a la culminación del proceso de desarme y que, al mismo tiempo, subraya que resolver la cuestión de los prisioneros políticos se ha transformado en prioridad sobre la que no cabe poner excusas. La solución pasa, en primer lugar, por modificar la política penitenciaria de excepción vigente actualmente. Con ese objetivo, la movilización de París interpela al Gobierno francés, pero indirectamente también demanda cambios a Madrid.

El trabajo desarrollado desde que se hizo público el llamamiento ha dado ya algunos frutos. Hace unos días se reconocía públicamente la existencia de un espacio de trabajo conjunto entre representantes institucionales y de la sociedad civil vasca con el Ministerio de Justicia francés para abordar la situación de las personas presas. Ayer el Foro Social Permanente se reunía en Bilbo para hacer un llamamiento amplio y plural a la sociedad vasca a que participe en la gran movilización convocada en diciembre en París. EPPK, como recoge el comunicado publicado hoy en GARA, también se ha sumado a la movilización con una serie de iniciativas en las cárceles que van desde la renovación de las peticiones de traslado a Euskal Herria, pasando por acciones de protesta, iniciativas de información y propaganda sobre su situación, y llegan hasta una «huelga de visitas» el mismo día 9 de diciembre.

Los pasos dados hasta ahora muestran que el trabajo institucional, el impulso social y la participación de las personas presas son los tres ingredientes fundamentales para terminar definitivamente con la excepcionalidad en las cárceles. Todavía faltan nuevas iniciativas y más compromisos para fortalecer el vector de un cambio que ya está en marcha. Un cambio que, como evidencia la situación de Ibon Iparragirre, también es urgente.