Humedal o secano. Lo de La Sexta me parece que empieza a ser grotesco. Pero estuvieron retransmitiendo la manifestación en Barcelona que congregó a cientos de miles de personas, pidiendo la libertad de los encarcelados todavía y que sirvió a la vez de pistoletazo de salida de la campaña electoral del 21-D. No obstante empiezo a creer que Ferreras y compañía están dándole una cancha a los de Ciudadanos que excede a las perspectivas. Y escuchar a estos loritos que repiten lo que dice con su parquedad de ideas Albert Rivera, forma parte de un cortocircuito político que huele a apuesta para que se desequilibre el voto catalán para que ganen los constitucionalistas. Perdón, pero me suena esto. De hace años. Todo vuelve. Un señor que participó en una elecciones en una candidatura de extrema derecha nazi, da lecciones de democracia. Este Albert todo por la pasta es un fenómeno del cinismo. Por lo tanto me he dedicado a disfrutar de esos placeres delegados como es ver los entrenamientos, las clasificaciones y las carreras de motos. Además se ha acabado la temporada. Y me he dado cuenta que los campeones hablan, es decir, saben hablar y lo hacen en español, inglés y catalán. Cuando digo que hablan quiero decir que son unos muchachos capaces de analizar a trescientos kilómetros por hora los detalles de la carrera, recordarlos, explicarlos, enseñarnos que existen muchos más detalles en estas carreras que el simple hecho de dar gas. Es un mundo de espectáculo y de tecnología y trabajo constante. Ha vuelto a ganar el campeonato del mundo en GP Marc Márquez, un chaval al que hemos visto crecer ganando carreras. Y hablando cada vez mejor. Y paseó en su moto con una bandera con su número de carenado, el 93, que es el año de nacimiento. Ni rojigualda, ni senyera, ni estelada. Esto también es hablar con claridad.