Itziar Ziga
Escritora y feminista
JO PUNTUA

Naomi es mucha Naomi

Aquellas diosas alzadas que emergieron en los 90 al altar mediático de la belleza femenina, han acabado venciendo las resistencias misóginas y los prejuicios feministas. Casi treinta años después, son preciosas en su madurez e irradian esa satisfacción por la experiencia adquirida, como toda mortal que ha aprovechado el paso del tiempo para desdramatizarse. Siempre serán irresistiblemente magnéticas y aprendieron a manejarse a su favor con esa apabullante mirada del resto de la humanidad hacia ellas. Han demostrado ser todas ellas extraordinariamente listas y habitan sus cuerpos dichosas, donde esa incesante inspección ajena no debe entrar. Las top models de los 90 han sabido abrirse al mundo sin perderse ellas como nadie. Acaban de volver a posar todas juntas para Versace: son cinco mujeres que rondan los cincuenta y miran a los ojos del resto de la humanidad directas, serenas, generosas. Falta Kate Moss, aunque Naomi Campbell nunca se cansa de declararle una lealtad arrebatada: ella es mi hermana y lo será hasta que muera. Estas mujeres, encumbradas como diosas vivientes como nunca les sucedió a otras y siendo todas apenas unas crías, se profesan un amor y una admiración inquebrantable, no tan habitual en este maldito mundo que nos incita a rivalizar entre nosotras. La prensa dejó hace mucho de tratar de sonsacarles una crítica entre ellas, las dieron por imposibles en el mantenimiento de su lealtad. La que será recordada por siempre como indiscutible reina, la única negra del grupo por la que Yves Saint Laurent desafió a la Vogue francesa en 1989 para que levantará el veto racial por ella, celebra haberle ganado a la industria de la moda en la inclusión de la prodigiosa diversidad humana. Naomi es mucha Naomi. Aquellas chicas de belleza sobrehumana en las que vimos la quintaesencia de la objetualización patriarcal, porque las feministas solemos ponernos burras con nuestras inercias aunque siempre terminamos acertando, representan lo mejor de las mujeres libres y aliadas. Y esta es una ironía maravillosa de nuestra historia.