Yo te creo
La campaña iniciada desde la desesperación por la ciudadanía más activa y sensible ante la cavernícola actitud de la defensa de los violentos de “La manada”, el liderazgo de algunos periodistas ultras y sus medios más cómplices nos vuelven a recordar que estamos en una situación social y política de un retroceso canalla.
Tener que gritar «yo te creo» para ayudar a las mujeres abusadas, violadas, soliviantadas que no reciben esa recepción de credibilidad de su versión en comisarías, médicos forenses, juzgados y sentencias nos recuerda que el machismo criminal está instalado de manera transversal, que abunda y ataca a cualquier clase social, esa manera de entender las relaciones sexuales, incluso de la incapacidad de descifrar ese monosílabo tan simple: NO. Es gratificante que una convocatoria espontánea por redes colapse las calles para denunciar lo que está sucediendo en Iruñea. Lo que transmite esa asquerosidad conceptual y de falta de seguridades jurídicas que un juzgado admita como prueba un vídeo elaborado por un supuesto investigador privado, que allanando la intimidad de la víctima, quiere demostrar que una mujer tras ser violada no debería hacer vida aparentemente normal. Es una auténtica barbaridad que alguien sea tan hijo de la gran puta de plantear el vídeo como defensa. Que alguien lo grabe, lo edite y que un juzgado lo admita como prueba sin ninguna prevención. No quisiera meterme en asuntos no conocidos y turbios, pero me temo que si estos canallas no fueran fascistas declarados y con carné, con uniforme algunos por fuera y los cinco por su cerebro autoritario y criminal, no se permitirían estas indefensiones. ¿A quién se le puede ocurrir pensar, sin ser un torturador y un mal nacido, que una joven se inventa esta agresión brutal? No tiene ningún sentido. Sin dudas: yo te creo. Y a todas las que lo han sufrido y se han atrevido a denunciarlo.