Martin Garitano
Periodista
IKUSMIRA

La doctrina de Cánovas

La brutalidad con la que ha reaccionado el Estado español frente al proceso emancipador de Catalunya ha sorprendido a todos. Incluso a quienes no debiera sorprender nada de lo que pueda hacer una bestia que se siente herida.

En Euskal Herria teníamos razones de sobra para prever que la España de Felipe VI, Mariano Rajoy, la Conferencia Episcopal y los patronos del IBEX 35, no vacilaría en emplear las medidas más extremas para tratar de frenar el movimiento catalán. Ejemplos tenemos de sobra y esta misma semana hemos vuelto a recordar a Santi y a Josu, víctimas de un Estado obtuso y violento que siempre echa mano a la pistolera cuando se siente rodeado por la gente que sólo quiere ser libre.

Y si la experiencia no fuera suficiente, volvamos a la hemeroteca, allí donde se recoge la sentencia de Cánovas del Castillo, ideólogo de los que hoy mandan en España: «Cuando la fuerza causa Estado, la fuerza es el derecho».

Ese es el último recurso que les queda a los regidores españoles: la fuerza bruta, la cárcel, y si fuera preciso...

La cuestión ahora es cómo hacerle frente, cómo articular una respuesta social masiva que rebase los cañones de sus fusiles, sus porras y, si fuera preciso, sus tanques.

Tal vez sea pecado de ingenuo, pero tengo para mí que un pueblo que se ha manifestado con la rotundidad del catalán, con una sociedad civil muy activa, con medio gobierno en la cárcel y el otro medio en el exilio, no es fácil de doblegar. Aunque manden otro barco de Piolín, aunque movilicen a la Brunete. Es cuestión de tiempo, de paciencia y de convencer, sobre todo convencer a los propios.