Propios
Nombres propios” no cabe en la casilla del título. Insisto una vez más: miren siempre qué juez o jueza firma los considerandos más aberrantes, los que causan enojo social, síganles la pista, su ascendencia en el escalafón y entenderán mejor que vivimos en una democracia judicializada o dictablanda. Por eso lo de nombres propios. Y muy propios. Yo quisiera poner por delante los nombres propios más propios que los nombres propios con titulación, oposición y juzgado: en la cárcel sin terminar de Archidona en Málaga convertida ilegalmente por falta de condiciones en CIE ha muerto de manera extraña un ciudadano allí retenido, un emigrante argelino, al que la policía antidisturbios que lo custodia, el forense y un juez han decidido asegurar que se suicidó. No hay pruebas, no han dejado ver el cadáver a sus familiares ni abogados. «Un migrante se suicida...», y frases denigrantes por el estilo es la repugnante costumbre de cosificar a los otros en la prensa más inercialmente conservadora. Las personas que mueren en la Gran Tragedia del Mediterráneo son cifras. Su nombre propio es Mohamed Bouderbala. Y se trata de una víctima más del sistema represivo de Zoido y sus muchachos que cumplen órdenes de M. Rajoy. Otro nombre propio a resaltar es el de Madelin Anello-Kitzmuller. Estaba en Nueva Zelanda, en un famoso festival de fin de año, se paseaba tranquilamente con una amiga, vestida solamente con un pantaloncito. A su alrededor había decenas de personas en las mismas condiciones, incluso las había desnudas. Y de repente, según se ve en un vídeo grabado por otra chica, un individuo se acercó por detrás y le tocó los pechos. Salió corriendo, las dos chicas se volvieron, fueron hasta él y empezaron a darle bofetadas y a insultarlo. Perfecto. El vídeo tiene más de millón y medio de visitas, pero lean sus declaraciones y verán que esos golpes tienen argumentario para aprender a vivir en libertad en este siglo de las mujeres.