Raimundo Fitero
DE REOJO

Chorizos

Deben existir mafias en todos los órdenes del consumo mayoritario. Aparece un grupo de presión formado por las empresas cárnicas que convierte a una desconocida Isabel García Tejerina, la ministra de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, en una reconocible servidora de los intereses de unos pocos. Por cierto, según su declaración de patrimonio es una de las diputadas (y diputados) más rica del parlamento español. Hay que seguir sus rastros para entender su postura frente a la denuncia de “Salvados”, que sigue siendo una de las ofertas periodísticas más relevantes de estos momentos de confusión global.

Está claro que no hay pan para tanto chorizo, pero no está claro que haya tanto cerdo sano para las industrias de la transformación cárnica. Exportan a muchos países y mueven millones de dólares, por lo que son un poder fáctico. Así que pienso en películas que nos contaban el nacimiento de Nueva York, de las mafias, de los sindicatos monopolizadores del suministro de berzas o trigo o salchichón, de toda esas estructura que ha ido formando el ideario capitalista a costa de los derechos, la salud y la ética.

Viendo la reacción de los que deberían estar investigando la granja porcina que nos enseñó Évole, creo que estamos en un limbo, porque los palos son para el que lo cuenta, no para el que lo hace. Y esa marca murciana ha quitado la publicidad a La Sexta, y la ministra, que no ha visto el programa, como debe ser para opinar, niega lo que no ha visto y vimos los demás. Hay una partida de quesos retirada porque un varón adulto pilló meningitis al injerirlo. Y los jueces buscan a quienes ofenden a la iglesia, o a una cofradía, pero no los que atentan contra la salud de los humanos indefensos. En Nueva York había incipiente lucha de clases. Aquí hay involución política.