Dale una «review»
Re qué? Review o, lo que es lo mismo, reseña u opinión. Sí, mujer, esas encuestas de las que sueles pasar con pértiga al comprar en internet y en la que te piden que valores el producto que te has llevado. Da igual que sea ropa o una comida en un restaurante. Sí, hombre. Con el yuyu que da que tengan más datos míos, aparte del número de tarjeta –qué neura–, voy a decirles gratis lo que me gusta y no a unos sacaperras que están en una nube en el cyberespacio ese. Ingenua, como si no supieran todo (o casi) de ti (¿la publicidad que salta cuando lees una página web, qué leches sino?). Eso sí, cuando vas a reservar una noche fuera te dejas aconsejar por las valoraciones de usuarios que le han dado porrón de estrellitas, porque, piensas, por algo dirán que es superaconsejable este hotel que luego no tiene ni vistas, ni calefacción y está a tomar por saco.
Le llaman el «efecto rebaño» y consiste en que, cuantas más review positivas tengas, mejor te posicionará Google. O sea: que se compran, falsean y venden, y viva la mentira gorda. Hay hasta ¡granjas de clics! y casos a tutiplén, como lo demuestra el restaurante que, en siete meses, llegó al top de los máximos de Londres en TripAdvisor sin existir ni servir un solo plato (un bravo al periodista Oobah Butler por hacerlo) o la pillada de “Bloomberg” a Huawei y su último modelo de móvil. Tan bueno no debía de ser, por cierto. Y diréis, pues esta con menudas tonterías nos viene con la que está cayendo en el mundo. Vale, pero recordad lo que dijo Jean Cocteau: «No se debe confundir la verdad con la opinión de la mayoría». Y así, en todo. Por cierto, la cita la he encontrado en Google.