Iñaki TELLERIA
CICLismo

Groenewegen va a más

El holandés del LottoNL-Jumbo marcó el ritmo en el final de la segunda etapa y se impuso con claridad al resto de los sprinters.

Dylan Groenewegen, del equipo LottoNL-Jumbo y que ayer ganó con solvencia la segunda etapa de la París-Niza, forma parte de ese selecto grupo de jóvenes sprinters que van a marcar las llegadas de las grandes carreras durante los próximos años. Junto al colombiano Fernando Gaviria, del Quick Step, o el francés Arnaud Demare, del FDJ, están tomando a codazos el relevo de los Kittel, Cavendish, Greipel, Kristoff, Degenkolb y compañía.

El año pasado, tras numerosas victorias, Groenewegen culminó su temporada con la victoria más deseada para un llegador, la última etapa del Tour con final en el excepcional escenario de los Campos Elíseos. Y va a más, esta campaña no cede y, hasta ayer, ya se había llevado por delante la Kuurne-Bruselles-Kuurne, dos etapas de la Volta al Algarve y otra del Tour de Dubai.

En el día de ayer, una llegada frenética en Vierzon, a donde se llegaba después de 187 kilómetros desde la salida en Orsonville y con los principales velocistas en la pelea, Groenewegen, de 24 años, arrancó de lejos para sorprender a todos. Nada pudieron hacer el italiano Elia Viviani (Quick Step) y el alemán André Greipel (Lotto Soudal), segundo y tercero, respectivamente.

El líder, Arnaud Demare, entró en la pugna, pero hubo de conformarse con una cuarta plaza, que le permitió conservar el maillot amarillo, con 7 segundos de ventaja sobre Gorka Izagirre (Bahrain) y 8 respecto al francés Christophe Laporte (Cofidis). Por cierto, su hermano, Ion, también en el Bahrain, ganó una plaza y ahora es noveno.

Jornada tranquila

Fue una etapa tranquila con medio recorrido en el que no hubo sobresaltos, salvo los ataques de Demare en los sprints intermedios para sumar bonificaciones.

En el km 94, el flamenco Thomas De Gendt (Lotto-Soudal) animó la fiesta con un ataque que produjo el primer corte del día. Se llevó a rueda a Boaro (Bahrain), Machado (Katusha), Naesen (AG2R), Delaplace (Fortuneo) y Boom (Lotto NL-Jumbo). De la escapada se rebelaron Boaro y Machado, pero Quick Step y Lotto Soudal no querían bromas y a 4 km de meta se terminó la aventura.

Elia Viviani, campeón olímpico de omnium, entró con todo en la pelea final pero, arrancando de lejos, le sorprendió Groenewegen con una fuerza y un ritmo endiablados que hicieron inútil el esfuerzo de sus rivales.

Hoy se disputa la tercera etapa, entre Bourges y Châtel-Guyon, con un trazado de 210 km y previsible final al sprint.

Landa, líder en la Tirreno

Por otra parte, el corredor alavés Mikel Landa será el jefe de filas del Movistar para la Tirreno-Adriático que comienza mañana y finaliza el próximo martes 13 después de siete etapas que incluyen dos contrarrelojes, entre ellas la inicial por equipos de 21,5 kms en Lido di Camaiore.

El Parlamento británico acusa a Sky de dopaje

El Comité Digital, de Cultura, Medios y Deportes del Parlamento británico acusó a sir Bradley Wiggins y a su equipo Sky de cruzar una «línea ética» al usar un poderoso fármaco para ganar carreras, incluida la histórica victoria del ciclista en el Tour de 2012.

En un informe de 52 folios, la Cámara de los Comunes señala que Sky utilizó el antiinflamatorio triamcinolona –corticoide prescrito para personas asmáticas– para mejorar el rendimiento de ciclistas, y preparar a Wiggins para el Tour, y no sólo para el tratamiento con fines médicos.

No obstante, una investigación de la agencia británica antidopaje UK Anti-Doping (Ukad, por sus siglas en inglés) se cerró el pasado noviembre sin poder establecer si Wiggins recibió el citado descongestionante, prohibido en las competiciones.

En el Tour de 2012, Sky copó las dos primeras posiciones con Wiggins como ganador y el también británico Chris Froome, segundo; además, ganó seis etapas (tres con Mark Cavendish, dos Wiggins y una Froome) y fue segundo en la clasificación por equipos.

El equipo Sky rechazó ayer la veracidad del informe, en tanto que Wiggins expresó en un comunicado su «tristeza porque la gente sea acusada de cosas que nunca hizo». GARA