Por su juventud y compromiso, Mikel Oyarzabal apunta a que va a ser uno de los jugadores importantes de la Real en lo que resta de década y la siguiente. Llegar a la cifra de 100 partidos oficiales supone para él, «el principio de una historia más larga» dentro del club.

«Lo cierto es que, cuando estás dentro, no eres muy consciente, pero se trata de un privilegio para mí poder llegar a esta cifra. Esperemos que la pueda redondear ganando este próximo domingo» frente al Espanyol. Cornellà, además, es un escenario que le trae grandes recuerdos, pues ahí es donde marcó su primer gol en la máxima categoría.

El eibartarra, que se incorporó a la disciplina txuri urdin en la categoría de cadetes, reconoce que la Real «siempre ha sido como una familia porque, desde el primer día, han estados dispuestos a ayudarme en todo y siempre les voy a estar agradecidos por ello».

Oyarzabal admite que, «con los nervios y la tensión», no tiene un recuerdo muy claro de cómo fue su debut. Eso sí, rememora «un momento que tengo grabado: estar calentando en la banda y mis compañeros decirme que ese iba a ser el día en el que me estrenaría en Primera».

«No faltar al trabajo»

El delantero, que está cursando estudios de Administración y Dirección de Empresas, se considera una persona muy normal, a la que «le gusta compartir el tiempo libre con los amigos y darse un paseo por La Concha un día soleado». Asegura que la clave de su progresión ha estado en «no faltar al trabajo y el sacrificio. A partir de ahí, las cosas te van saliendo»..

Como el resto de la plantilla, no son momentos fáciles para Oyarzabal. «Teníamos puesta mucha ilusión en esta temporada, con la disputa de tres competiciones, pero todo se empezó a torcer y eso nos ha pesado mucho. Ahora quedan once partidos ligueros y la idea es sumar lo máximo para escalar puestos en la clasificación, aunque sabemos que la parte de arriba está bastante difícil».