Irati Jimenez
Escritora
JO PUNTUA

Víctima o superviviente

Me fascinan las historias de farsantes. Falsificadores, usurpadoras, mentirosos. Hace pocas semanas recuperé para Radio Euskadi dos particularmente inquietantes. La primera, la de Tania Head, una ciudadana catalana que, en realidad, se llamaba Alicia Esteve y que fingió haber sobrevivido al 11S en la Torre Norte del World Trade Center. En su escalada de mentiras, llegó a afirmar que había perdido a su prometido en la Torre Sur y se convirtió en presidenta de una asociación de supervivientes contando historias inventadas de todo tipo, entre otras, que había sido una de las pocas personas en sobrevivir sobre la zona de impacto de los aviones y que un hombre moribundo le había regalado su anillo de boda mientras ella huía del edificio. También es fascinante la historia de Enric Marco, que engañó a la opinión pública española diciendo que había estado en un campo de exterminio nazi. Habló de su falsa experiencia en el Congreso y estuvo a punto de intervenir en un homenaje público en el campo de Mauthausen.

No son los únicos grandes farsantes de la historia, claro, pero ambos comparten una característica peculiar. En su ambición por conseguir ventajas sociales mintiendo, eligieron hacerse pasar por víctimas, lo que debería llevar a preguntarnos qué es lo que le damos a quien tiene esa consideración para convertirlo en algo tan atractivo.

Prestar atención a quien sufre es un principio básico del humanismo, pero también debería serlo darle a esa persona las herramientas necesarias para que supere su dolor. Para pasar de adorar el martirio a cultivar una ética de la responsabilidad. Para dejar atrás la cultura de las víctimas y cultivar una sociedad de supervivientes.

El problema es que, tal y como se nos va a recordar pronto, seguimos inmersos psicológica, política y culturalmente en lo más hondo de la cristiandad, una cultura de dominación y opresión basada en la idea de que nadie es tan santo y digno de devoción como quien atraviesa el sufrimiento por amor y acaba muriendo en la cruz.