Isidro Esnaola
IKUSMIRA

Al final fue Facebook

Desde que se hizo público que la empresa Cambridge Analytica había utilizado datos personales de usuarios de Facebook para influir en procesos electorales la empresa de Mark Zuckerberg no deja de perder dinero.

Esa consultora consiguió en 2014 datos de 50 millones de usuarios estadounidenses de Facebook que utilizó para construir un programa informático con el que predecir sus decisiones, y así poder influir en ellas. Es lo que se conoce como macrodatos; registros masivos que, con los programas informáticos adecuados, permiten descubrir patrones.

Una idea de su potencia la da una investigación universitaria de 2012 que asegura que, por ejemplo, con solamente 70 like se podía predecir el color de la piel de las personas, su orientación sexual y, lo más goloso para el poder, su orientación política: demócrata o republicana.

«Nosotros solo ponemos la información en el torrente de internet y vemos cómo va creciendo. Le damos un pequeño empujón de vez en cuando (...) Tiene que ocurrir sin que nadie piense que es propaganda», asegura el CEO de Cambridge Analytica, Alexander Nix, en una grabación con cámara oculta del canal británico Channel 4.

Pues bien, todo ese trabajo fue utilizado por la campaña de Donald Trump. Al final no fueron los rusos, sino los datos de Facebook.

Entre la corrupción generalizada (PP, Sarkozy...), el uso ilícito de nuestros datos personales (Facebook y lo que habrá por ahí...) y la rectificación de las decisiones de la gente que, a pesar de todo, sigue votando mal (Grecia, Catalunya...), se nos está quedando una democracia muy apañadita.