Floren Aoiz
@elomendia
JO PUNTUA

La izquierda española y la insularidad madrileña

Madrid es una isla” es el título del libro que Oscar Pazos publicó hace cinco años. Su idea es que «desde que Felipe II eligió Madrid como sede para su corte, lo que provocó la inmediata decadencia de Toledo, cada impulso urbano de Madrid ha impulsado el vacío a su alrededor». La insularidad de Madrid tiene que ver con ese efecto del centro de arrasar la periferia y distanciarse de ella, a su costa, así como con la concentración y centralización del poder. Madrid es desde el siglo XVI el espacio principal del Estado español, desde donde se piensa el territorio, la economía, la política… El kilómetro 0, desde donde partían todas las carreteras principales, estaba situado en la Puerta del Sol y allí también lo tuvo el 15M, significativamente: una cosa es cuestionar un modelo político y otra evitar reproducir sus lógicas.

El régimen del 78, surgido tras la marginación de la ruptura con el franquismo, ha recreado la insularidad madrileña. Ya sabemos que la izquierda del régimen (PSOE, PCE, luego IU…) la hicieron suya. Pero, ¿qué pasa con quienes decían haber venido para asaltar los cielos y hacer caer este régimen? ¿Han sido capaces de cuestionar este esquema, clave en el modelo de Estado, o han terminado por reproducirlo?

Dos protagonistas de la agenda pública en el Reino de España en estos primeros días de abril de 2018: Cifuentes y Puigdemont. Cada uno de ellos representa una corriente ideológica, una trayectoria, un discurso, un estilo, pero también una localización y un enmarcado. Puigdemont es perseguido como rebelde y sedicioso, quieren encarcelarlo por defender el derecho de su pueblo a decidir y enfrentarse por ello al régimen del 78. Cifuentes, cuestionada por sus relaciones con la corrupción, podría haber falsificado un título académico. ¿Dónde ha puesto el dedo de las prioridades la nueva izquierda española? Habéis acertado: en Cifuentes, esto es, en Madrid.