Alvaro Reizabal
Abogado
JO PUNTUA

El cuento de nunca acabar

Siempre que algo carece de justificación, se inventan todo tipo de explicaciones para defender las bondades de lo que se trate. Es el caso de la dispersión. Cuando el PSOE, con el apoyo del PNV adoptó la decisión de ponerla en práctica, se trataba de desperdigar a los presos de ETA en las cárceles más alejadas de Euskal Herria para que se enteraran de lo que valía un peine. Se suponía que en pequeños grupos o solos en los patios eran mas vulnerables e incluso se insinuaba que, probablemente, serían agredidos por los demás presos, algo que en contadas ocasiones ocurrió, pese a que más de una vez se echara gasolina a ese fuego.

Luego vino lo de liberar a los presos del yugo de su organización. Se decía que la dispersión dificultaba el control de los presos por parte de la dirección de ETA. Estas pseudoexplicaciones, más bien puros sofismas, iban acompañadas de la eterna cantinela de que todo sería distinto en el caso de que las cosas cambiaran por parte de ETA. «Si cesa la lucha armada la democracia sabrá ser generosa», decían los voceros.

Pero eso ocurrió hace siete años y las cosas siguieron igual, porque no era suficiente. Entonces era también necesario que ETA entregara las armas. Las entregó y tampoco bastaba, pero todo sería distinto si se disolvía.

Y ahora que se ha disuelto la respuesta es que no gusta la foto finish, que no van a conseguir nada de nada, que tienen que denunciar a los autores de los delitos sin aclarar, que se tienen que arrepentir, pedir perdón... Nunca nada es suficiente ni lo será en este eterno baile del perrito: siempre hay un siguiente aro que saltar, pero jamás se llega al final.

Esta inacabable acumulación de condiciones simplemente para aplicar la ley penitenciaria es ilegal, arbitraria, contraria a los derechos humanos y, además, un castigo injusto para los familiares y amigos que se ven obligados a recorrer miles de kilómetros con el coste personal, de salud, de riesgo y económico que supone. Hay que acabar de una vez con esta política de venganza pura y dura.