Dabid LAZKANOITURBURU

Rusia juega la carta de una salida iraní para devolver el sur rebelde a Damasco

Siete anos después de que fuera el escenario del nacimiento de la revuelta popular contra la dinastía Assad, el sur rebelde de Siria podría caer en manos de Damasco sin un tiro por un consenso a varias bandas entre las potencias regionales y mundiales en conflicto.

La toma bajo control de las provincias de Deraa y de Quneitra, en el sur de Siria, sería un nuevo triunfo para el régimen que, con el apoyo de Rusia, ha recuperado ya toda la región de Damasco y el 60% del territorio sirio.

Esa zona, bordeada por Jordania y los Altos del Golán ocupados por Israel, tiene un interés estratégico para todas las potencias en conflicto. Está controlada por fuerzas rebeldes, entre ellas el Frente del Sur del Ejército Sirio Libre (ESL). El Estado Islámico (ISIS) controla una pequeña franja al sur de Quneitra.

Las fuerzas progubernamentales, incluidos medio millar de asesores militares iraníes y milicianos de Hizbulah, están desplegados en la región. Damasco envió la semana pasada refuerzos y helicópteros lanzaron octavillas sobre la ciudad de Deraa, amenazando con una ofensiva inminente y exigiendo el desarme de los rebeldes.

Pero, aunque la opción militar no se puede descartar, parece que las grandes potencias privilegian las negociaciones. «Está claro que hay un consenso entre rusos, israelíes, americanos y jordanos para que las fuerzas del régimen se desplieguen en la zona sin comprometerse en una operación militar», explica Nawar Olivier, especialista sobre Siria, del centro de reflexión Omran, basado en Turquía. «Sería el primer ejemplo de acuerdo internacional para el retorno del régimen», recuerda.

Zona tampón para Israel

Rusia juega un papel central en la negociación a varias bandas sobre una región en la que Washington, Amman y Moscú decretaron el año pasado un alto el fuego y en la que Moscú, Teherán y Ankara establecieron una «zona de desescalada».

El presidente ruso, Vladimir Putin, analizó el tema la semana pasada durante la recepción en Moscú al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

Tel Aviv exige una zona tampón al sur de Quneitra y que las fuerzas del régimen «hagan de centinelas» manteniendo a distancia a iraníes y Hizbulah, señala Olivier. A cambio, Damasco podría retornar el control de la provincia rebelde de Deraa, añade este experto, que completa el triángulo con las garantías que como contrapartida exigiría Irán de «libertad de movimientos a lo largo de la ruta terrestre Teherán-Beirut».

Este eje inquieta a Israel y EEUU, que insisten en que a través de él podría suministrar armas a Hizbulah. Cuando es estratégico para Irán, no solo para garantizar su influencia hasta el Mediterráneo sino para la viabilidad de un proyecto de gasoducto que lleve el gas iraní a Europa a través de Irak y Siria (pasando por Palmira).

Nicholas Heras, del Center for a New American Security, señala que, pese a todo, EEUU prioriza la necesidad de «una solución viable para Israel» y recuerda que no es fácil, porque «implica que Al-Assad pida a iraníes e Hizbulah que se vayan». De ahí que, pese al aparente consenso, Sam Heller, del International Crisis Group, no oculte que «algunos no se fían de que Damasco pueda controlar a su aliado y alejarlo de esa zona estratégica».

Por de pronto, el plan cuenta con el aval de los EEUU de Trump, ansioso por salir del avispero sirio, y de Jordania, inmersa en una grave crisis y a la que lo último que le interesa es una ofensiva militar que fuerce a cruzar la frontera a otros cientos de miles de sirios. «Los jordanos necesitan que Assad gane sin pegar un tiro, es lo que Rusia les ofrece», concluye Heras.

Rebeldes, convidados de piedra

Assad se sentaría tranquilo en su trono si recupera un enclave a 100 kilómetros de la capital.

¿Y los rebeldes? Tanto el Frente del Sur como otras brigadas aseguran que no han sido invitadas a las negociaciones y aseguran que «nuestra voluntad es quedarnos, luchar e impedir la entrada del régimen y sus aliados». Mientras, los vecinos de Deraa esperan a que las potencias decidan por ellos.

Las YPG kurdas se repliegan de Manbij

Las milicias kurdas (YPG), principal facción de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), anunciaron que evacuarán a sus últimos asesores militares de la localidad de Manbij, un día después de que Turquía y EEUU anunciasen una hoja de ruta para desplazar a la guerrilla kurda al este del Éufrates.

Las YPG retiraron ya en noviembre de 2016 a la mayoría de sus milicianos y mantenían asesores en el gobierno de la región de Manbij.

El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, y el ministro de Exteriores turco, Mevlut Çavusoglu anunciaron un acuerdo para conformar un grupo de trabajo y una hoja de ruta que evite el riesgo de enfrentamientos bilaterales por la alianza de EEUU con las FDS y las YPG.

La prensa turca anunció patrullas militares conjuntas inminentes, un gobierno local en Manbij y la aplicación de la hoja de ruta en Raqa, Kobane y otros enclaves kurdos o controlados por los kurdos. Washington enfrió los ánimos turcos y anunció que su aplicación será lenta, difícil y por etapas.D.L.