Tras la histórica victoria del «sí» en el referéndum de Irlanda a favor de legalizar el aborto y la también histórica votación en el Congreso argentino que, pese a las presiones de la Iglesia, aprobó la interrupción del embarazo, el papa Francisco comparó el aborto con las prácticas nazis para «purificar la raza», aunque ahora «con guante blanco». El pontífice argentino defendió que los hijos deben ser «acogidos como vienen, como Dios los manda, aunque a veces están enfermos».

Un hospital de Argentina expulsó a un médico por «violencia obstétrica» después de que dijera que durante sus guardias practicaría «abortos sin anestesia».