No hay mayor garantía que lanzar un ultimátum para que las cosas se aceleren. Algo parecido ha ocurrido con el caso Froome. El Tour, a través del diario “Le Monde”, había tomado la decisión de vetar la participación del corredor británico en la ronda gala que arranca este sábado en tanto no hubiese una resolución oficial sobre su caso por dopaje. Pues bien, ayer mismo, 24 horas después, la Unión Ciclista Internacional (UCI) aceptó el informe de la AMA que concluía que las muestras «no constituyen un resultado adverso y que el resultado anormal fue consecuencia de un uso permitido del medicamento».

En definitiva, que el cuatro veces ganador de la Grande Boucle tomará parte en la cita de 2018.

El director del Tour, Christian Prudhomme, dijo lamentar, simplemente, que la decisión de la UCI hubiera llegado «en el último momento». «Hay que cambiar las reglas del antidopaje», añadió a “France Info”.

Han sido nueve meses de incertidumbre y dudas sobre un caso que exigía una respuesta que ha llegado a cinco días del inicio de la carrera más importante del mundo, que ya se estaba haciendo a la idea de que no podría contar con el aspirante a entrar en el “club de los 5 Tours”.

Froome, «muy contento»

Froome no tardó en mostrar sus impresiones. «Estoy muy contento de que la UCI me haya exonerado, es un momento importante para el ciclismo. Entiendo la historia de este gran deporte y siempre me he tomado mi posición de liderazgo muy en serio y siempre hago las cosas bien. Hablé en serio cuando dije que nunca deshonraría la camiseta de un ganador y que mis resultados resistirían la prueba del tiempo», señaló.