Raimundo Fitero
DE REOJO

Un paraguas

Acabó el Mundial de Fútbol de Rusia al son de La Marsellesa. En la ceremonia final cayó sobre Moscú el diluvio, con todas las autoridades en una plataforma colocada en el centro del césped. Allí estaban alineados los presidentes de Rusia y el Estado francés y la presidenta de Croacia, más otros cargos federativos. Y de repente apareció un paraguas. Uno solo. Y tapaba a Putin. Organización. A eso se le llama jerarquía. Pasaron varios minutos hasta que fueron llegando otros paraguas que fueron cubriendo a otros presentes, aunque cuando ya estaban bastante remojados. Como los jugadores, los ganadores y los perdedores, los periodistas y recalcitrantes seguidores en general. Unas imágenes que quizás tengan una interpretación mágica o una denuncia simbólica. El próximo Mundial tendrá lugar en Qatar, donde la lluvia es un unicornio azul. ¿Han visto el vídeo promocional del mundial 2022? Se las trae. Putin, con paraguas o sin paraguas, se ha reunido con Trump en Helsinki. De un evento a otro. Trump lleva una semana por Europa dando trabajo a los intérpretes. A mí me sorprende que allá donde esté lleva una comitiva de media docena de coches iguales, grandes, como de cemento armado pintados de negro, que deben ser transportados en aviones muy grandes. Es una manera de demostrar poder. O miedo. Sus manos minúsculas denotan un complejo de inferioridad que lo intenta paliar siendo el más idiota del mundo, de mostrarse como el más imbécil de la reunión. Pero tiene el mando nuclear, es comandante en jefe de un ejército descomunal, aunque esté a su servicio. Y se ha empeñado en destrozar todo lo que pisa. ¿De qué hablarán Putin y Trump a solas? Me lo imagino. Sigo las incidencias del congreso trampa del PP. Veo quién apoya a quién. El vídeo fantasma. Inda. Pablo o Soraya. ¿Quién ganará? El del paraguas.