Etxebarria quiere volver al profesionalismo con Saiz
El vizcaino dirige el Aldro impulsado por el director con el que comenzó y terminó su carrera profesional y tiene la esperanza de dar el salto. «Tenemos una residencia y muchas cosas que no hay en aficionados».
David Etxebarria (Abadiño, 1973) dirigió ayer al Aldro en la segunda etapa de la Vuelta a Cantabria y hoy acudirá a Portugal para correr la Volta sub’23 desde mañana al domingo con un equipo que quiere crecer. Nació en 2016 impulsado por Manolo Saiz, el director con el que Etxebarria corrió en sus primeros años profesional (1995-2000) y en los últimos (2005-06) y tiene una de las infraestructuras más importantes del campo amateur con la intención de dar el salto.
Etxebarria destaca que «tenemos una residencia, un hotel que se cerró y lo hemos cogido para concentraciones, para que los corredores puedan entrenarse mejor tras coche, para hacer puertos con más variedad de recorridos, con todo el material aquí..., muchas cosas que no hay en el campo aficionado. El salto teníamos pensado darlo el año pasado y no estuvimos lejos. Estamos intentando darlo este año, hablamos con empresas y no está ni abierto ni cerrado. Se negocia, aunque a estas fechas es complicado que se cierre».
Tiene claro que el objetivo es «subir a continental profesional porque te da mucha más visibilidad y retorno publicitario y si pasamos a continental será para correr mucho en Europa y lo justo en España. Sí querríamos correr la Copa sub’23, como los equipos europeos mezclando continentales con los amateurs, que viene bien a los jóvenes».
La exigencia de Manolo Saiz
Ese trampolín daría más sentido a la exigencia del Aldro y de Manolo Saiz, que explica por qué solo siguen dos corredores de la campaña anterior: «Este año lo hemos llevado mejor y si seguimos en amateur el núcleo del equipo va a ser el mismo, no habría muchos cambios. Este año los ha habido porque los chavales no tenían implicación y somos tajantes. Si un chaval no tiene el sacrificio lo mejor es que vea el ciclismo en otro equipo como él quiera. Nosotros somos muy exigentes en todos los sentidos y esa exigencia con la sociedad que hay ahora cuesta asimilarla. Pero este año el grupo que hemos conseguido sí asimila lo que les pedimos».
Asume que «cuando tienes un equipo profesional los corredores te vienen y tienes que elegir. Los mejores van a Caja Rural y al Lizarte y tienes que trabajar con los de la segunda línea y así estamos siendo competitivos, más en las vueltas que en las carreras de un día. La temporada es muy positiva porque hemos ganado en Castellón, la Copa sub’23 y hemos metido dos corredores en el Top 10 en casi todas las vueltas, aunque sí sería más fácil tener más calidad con un equipo profesional arriba. Es la esperanza que tenemos, pero nos está costando más de lo que pensábamos y está claro que el mundo de Manolo no es el aficionado sino el profesional por su exigencia y porque la implicación que pide es muy alta y con la sociedad y la juventud que hay eso solo se puede hacer en el mundo profesional».
Y Etxebarria, que lo ha tenido como director, comparte esa filosofía porque «sabes que la exigencia es máxima, pero también que los mejores resultados han llegado con él. Por eso cuando dejo la bici mi forma de entender el ciclismo es que te voy a dar mucho, pero te voy a pedir mucho y, si no tienes las cosas claras, no estés conmigo y no entorpezcas mi forma de trabajar. Es ésta y tiene resultados».
«Viene una generación de 1999 muy buena»
David Etxebarria destaca que «llevo diez años en el mundo amateur y al llegar lo primero que me sorprendió fue que no se veían corredores que te llamasen la atención. El año pasado diría lo mismo, pero llevo diez meses diciendo que viene una generación de 1999 muy, muy buena y la del 2000, tanto en Euskadi como en el resto del Estado con Iribar, Lazkano, el hijo de Félix García Casas, dos juniors de la Fundación de Contador, juveniles que han salido al extranjero y han ganado y debutantes que ganan carreras. Desde hace diez años no lo veía».
Lo importante es darles salida y cree que «ahora está mejor que hace tres años con la Fundación, Murias, Caja Rural, Burgos, el mercado portugués, aunque nadie quiere ir allí. Empiezan a tener más mercado, lo tienen más fácil, aunque no es lo mismo que cuando corríamos nosotros. La sociedad ha cambiado y el ciclismo también, ahora es anglosajón, cuando antes dominaban Italia, Francia y España».
El Aldro solo tenía un corredor vasco, Unai Orbea: «Buscó trabajo en junio y nos agradeció nuestra labor, pero no veía resultados ni salida y prefirió ponerse a trabajar». Reconoce la dificultad de fichar ciclistas vascos: «Hemos tocado gente y prefieren quedarse en Euskadi y lo veo normal que corran en equipos vascos porque tienen un calendario amplio».J.I.