La naturaleza es sabia, y el pino enfermo
Se atribuye a Juvenal, poeta romano a caballo entre los siglos I y II d.C., la siguiente cita: «Nunca la sabiduría dice una cosa y la naturaleza otra». Sentencia que traída a lenguaje coloquial se resume en el título de este artículo. El tema es, cómo no, la contundente respuesta de la naturaleza a los monocultivos de pino radiata. Es imposible encarar en este limitado espacio todos los elementos que confluyen en la política forestal de un país. Pero lo que debería tener claro la administración competente en la materia, es la necesidad de no hurtar el debate sobre política forestal a la ciudadanía. A fin de cuentas, son muchos miles de hectáreas de nuestro territorio las afectadas por un modo de explotación forestal cuyas consecuencias, por otro lado, se veían venir (Fussarium).
El debate sobre la política forestal no puede quedar encerrado en las paredes de los despachos de Baskegur o de las diferentes administraciones, donde muchas veces los responsables de aplicarla tienen intereses personales. Pero por favor, no utilicen el término «humildes baserritarras» para justificar lo ya injustificable, son los grandes propietarios forestales los que reciben el grueso de las ayudas y los que deciden en las asociaciones forestalistas, cuya relación con el caserío varía de lo anecdótico a lo folclórico.
El humilde baserritarra está esperando que la administración plantee una alternativa viable a las plantaciones de radiata que ha fomentado y que año a año ve enfermar. Sin engaños ni subterfugios. Nos encontramos ante un momento delicado que requiere una estrategia a largo plazo. La alternativa será intergeneracional o no será. El fruto de la nueva política forestal no puede resolverse en un horizonte de 35 años que es el que plantea la política del insignis. Y deberá basarse, no solo en m3/ha, sino en el cuidado del capital suelo, biodiversidad, servicios ecosistémicos, etc. También superar dogmas como que el bosque autóctono no puede ser aprovechado.
Observo con agrado que políticas que se intentaron poner en marcha en la Diputación de Gipuzkoa de la mano de EH Bildu, cuya dirección de Montes y Hábitats Naturales dirigí por un breve espacio de tiempo, se ven reflejadas en iniciativas como Kolore Guztiko Basoak.
Si queremos plantear una política forestal con futuro, aquí los puntos que considero claves para ello:
1. Gestión pública que supere la excesiva parcelación de la propiedad forestal.
2. Caracterización tecnológica de las especies autóctonas, para que el sector de la construcción/bioconstrucción tenga una paleta de posibilidades y calidades más allá de la madera de pino.
3. Aplicación y experimentación en terrenos públicos de silvicultura próxima a la naturaleza, por ejemplo Prosilva, de cara a transferir conocimiento a empresas y propietarios.
4. Creación de una comisión independiente para evaluar el impacto ambiental de esta política actual de matarrasa asociada a la gestión de radiata y eucalipto.
5. Empresas punteras en la segunda transformación de la madera trabajan con madera de roble que se importa. Hay mercado internacional de maderas nobles y va al alza.
6. Los ecosistemas complejos y formaciones boscosas multiespecíficas son los más resilientes y estables ante plagas, enfermedades o los efectos producidos por el cambio climático.
7. Las líneas de ayudas forestales deben encaminarse a lograr los objetivos indicados arriba.
La naturaleza es sabia, seámoslo quienes fomentamos políticas públicas también.