Ariane KAMIO
DONOSTIA
Elkarrizketa
CARLOS VERMUT
DIRECTOR DE LA PELÍCULA «QUIÉN TE CANTARÁ»

«A la vez que creas una película tienes que ir transitando por tu propia filmografía»

Carlos Vermut (Madrid, 1980) es un mago del cine. El espectador es su perrito y el director va dejando rastros de comida por los inusitados caminos por los que transita la película para que sigas tras él y, bocado tras bocado, olfatear diferentes sensaciones, para al final llegar a la cumbre. «Quién te cantará» no ha sido una excepción.

Carlos Vermut llegó ayer a Zinemaldia con una firme propuesta que le coloca en posición de revalidar la Concha de Oro lograda en 2014 con “Magical Girl”. El director madrileño pisa con pies de plomo con “Quién te cantará”, tercer largometraje en su filmografía. Con un elenco de intérpretes femeninos encabezados por Najwa Nimri y Eva Llorach, y completado por Natalia de Molina y Carme Elías, Vermut vuelve a invitar al espectador a transitar por los sinuosos caminos de su universo cinematográfico. El director se adentra en la suplantación de identidades con la pérdida de memoria como principal excusa y utiliza la misma fórmula que siempre le ha llevado al éxito; trazar caminos laterales que finalmente forman un círculo perfecto.

Quisiera comenzar hablando sobre la memoria, o la falsa memoria que existe en la película.

Hay un punto en la película que tiene que ver con las cosas que recordamos o la personalidad que construimos en base a los recuerdos. Muchas veces se puede decir que somos lo que recordamos. Si perdiésemos la memoria y nos dijesen que somos otra persona completamente distinta, nuestra identidad cambiaría. Hay una relación siempre entre el recuerdo, la memoria y la identidad. Y la película sobrevuela esa idea.

Hábleme del reparto. Najwa Nimri y Eva Llorach. ¿Tenía pensado trabajar con ellas? Si no recuerdo mal, Llorach también participó en su primera película, «Diamond Flash». Ha suplantado dos identidades en una. ¿Cómo fue ese proceso?

Eso que comentas es muy interesante porque no tenía decidido quiénes serían las actrices que iban a interpretar a Violeta y a Lila pero tenía claro que tenían que ser las dos caras de una misma mujer. Como si fuesen dos actrices que representasen a una misma mujer. Conocía a Eva porque ya había trabajado con ella y conocía a Najwa porque es una actriz muy conocida. Y no sé en qué momento hubo una conexión en la que pensé que ellas podían ser las actrices para la película. Hice un casting con las dos y hubo una conexión tan brutal que vi claro que tenían que ser ellas dos esta Lila-Violeta, este personaje mezclado.

Entre las dos se genera una relación de atracción que no llega a gestar. Es más, creo que tienen contacto físico una única vez en toda la película.

No pensé en hacer una historia lésbica entre ellas, ni lo contrario. Simplemente pensé que no quería llevar la película por una cuestion de amor sexual, sino un amor que trascendiese del sexo, ni mejor ni peor, otro tipo de amor que tiene que ver con el sacrificio. El sexo tiene mucho que ver con gustar tú a otro. Muchas veces es desear, pero también sentirte deseado. Con el tema de la imitación es distinto, es tú quien quiere ser el otro. Con el sexo es que otros te quieran a ti. Es una cuestión de vanidad. Y en esta película creo que no existe la vanidad, existe un sacrificio donde las dos se entregan porque una se quiere parecer a la otra. Si hubiese sido una relación sexual la relación entre ellas hubiera sido completamente distinta y no me servía para contar lo que quería contar.

La película tiene una estética bastante retro, en ocasiones lleva al espectador varias décadas atrás. No sé qué referencias ha tenido para llegar a esta estética.

No hay una estética consciente en cuanto a querer imitar a algo. Hay un estilismo también que recuerda a la década de los años 20, hay cosas de los 80, electrónica de los 80. Hay muchas cosas. No hay una línea clara de una estética que quisiéramos transmitir. Es una convergencia de muchas estéticas que se convierten en esto. Me gustan los escenarios minimalistas, no me gustan las estéticas barrocas. Lo importante era buscar escenarios que ayudasen a estas dos mujeres en su interpretación, como muy teatral, que no estuviesen en escenarios barrocos y muy cargados.

La música tiene un peso importante en la película. Hay canciones de la propia Najwa Nimri y creo que Eva Amaral también aporta su voz en la banda sonora.

Al principio teníamos que buscar unas canciones para el personaje de Lila. Yo sentí que Najwa no quería parecerse al personaje de Lila y cuando sentí que eso sucedía a mí me sirvió para hacerlo así, porque la película en el fondo habla de eso, de alguien que no se reconoce o no quiere ser así. En ese caso decidimos utilizar las canciones de Najwa. Eva (Llorach) no es cantante y decidimos que podía participar Eva Amaral poniendo su voz cuando ella canta. Y surgió así, buscando una alternativa a Eva Llorach. A Eva Amara la conocía y le pareció muy bien el proyecto, quiso intervenir, me hizo este gran gran gran favor.

Cuando uno se pone a ver sus películas, nunca sabe por dónde va a salir. Va por caminos laterales que luego van formando un círculo y terminan culminando de forma exquisita. ¿Le gusta jugar con el pensamiento del espectador?

Siempre. Siempre. Y de eso sí que soy consciente. A mí como espectador me gusta que me mareen. No que me mareen en el sentido de que no sabes a dónde van. Me gustan los guiones concretos pero que me sorprendan. Me gusta mucho que me sorprendan. No sé por qué. No le doy tanta importancia a la ruptura de expectativas, pero me gusta que me sorprendan y a mí también me gusta sorprender a los espectadores. Aunque todo tenga una lógica, pero sorprender.

¿Qué director le sorprende a usted?

Tarantino, por ejemplo. Tiene una gran capacidad de sorprender, juega con los espectadores. Piensas que va a ir por un género determinado y de repente cambia completamente. Me gusta mucho en ese sentido Lars Von Trier, es un gran manipulador. Claire Denis, que está aquí en el festival, juega mucho con los géneros, se retuerce. Estoy deseando de ver su película que está también en la Sección Oficial (“High Life”).

¿Se considera un director enigmatico?

Sí que me gusta trabajar con el misterio, creo que es un elemento muy importante también para la vida, creo que la hace más interesante. Si la pregunta va por ahí, sí, me considero un director enigmático como director. Me parece algo tan bonito en la vida que me gusta trabajar con ello.

Ganó la Concha de Oro con «Magical Girl» en 2014 y creo que es una firme candidata para revalidar el título. No sé cómo se siente, si siente cierta presión al regresar de nuevo a la Sección Oficial.

Los premios me encantan y el día después de ganar la Concha estaba un poco deprimido, supongo un día después de haber estado tan feliz estás como de bajón. Pero nunca pienso en el festival desde una perspectiva competitiva, sino de muestra, de amor al cine y de una relación de las películas con la propia ciudad. No pienso mucho en las Conchas, cada vez menos, y me gusta que sea así.

¿Y cuando escribe un nuevo guion? Después de «Magical Girl», ¿cómo afrontó entrar en un nuevo proyecto?

Cuando haces una película que ha gustado mucho y la gente tiene expectativas con lo que vas a hacer, al principio cuesta un poco, pero luego vuelves al día a día. La rutina de escritura te saca de todo eso, básicamente porque no puedes estar pensando en eso, tienes que pensar en el guion. Es una cosa que vas asumiendo. Y vas haciendo películas, esta es la tercera, luego aparecerá la cuarta, la quinta… No puedes estar paralizado eternamente. Las películas forman parte de lo que yo espero que sea una filmografía y esta es una más. A la vez que creas una película tienes que ir transitando por tu propia filmografía. Ahora estamos en esta casilla. La siguiente veremos cuál es.