Raimundo Fitero
DE REOJO

Curling

El curling es uno de esos deportes que han adquirido rango olímpico y que su contemplación nos remite a un espacio mental reducido a detalles antropomórficos de imposible definición. Pero es un deporte de equipo que se juega sobre una superficie helada y parece que el actor más importante es que lleva una escoba en la mano. Cuando a veces en uno de esos canales de las plataformas de pago aparece alguna competición, lo miro por ser la antítesis del movimiento, lo admiro por jugarse lentamente, en otra dimensión temporal.

Existen competiciones y ligas, y en una denominada World Curling Tour, en una ciudad canadiense, un equipo encabezado por el campeón olímpico en la especialidad, Ryan Fry, fue descalificado y expulsado, por ir completamente borrachos como escribió en el acta el comité organizador. Hay imágenes y son realmente espectaculares. Las escobas volando por la pista, los lanzadores tumbados en el hielo. Entretenimiento deportivo del escarmiento. Reconocieron su borrachera, pidieron perdón y siguió desarrollándose el acto.

Algunas sesiones parlamentarias españolas de estas épocas pasan del curling al taekwondo, con inclusiones en el ambiente tabernario taurino de las tres de la madrugada y en todos los casos se crea un ambiente reduccionista de cualquier intento de establecer un argumentario político. Zipi y Zape encabezan una estrategia de escobas putrefactas, con mentiras que buscan desatar una violencia emocional y de baja estofa, una técnica neofascista de crispación y desmoronamiento de la moral democrática. Van a subir esta deriva de matonismo y subversión de la ética política por desesperación. Pero Rufián, del que soy muy fan, tiene mañanas muy pesadas y no controla bien los adjetivos. Se las pone muy fácil a los neofascistas repeinados.