«Argala continuaría hoy militando en el actual ideario de la Izquierda Abertzale»
Antton Etxebeste compartió militancia con José Miguel Beñaran "Argala" hasta su muerte. Ambos colaboraron estrechamente para culminar la unificación de ETAm y el sector crítico de ETApm conocido como Bereziak en 1977. Los dos formaron parte de la Oficina Política y la dirección de ETA. Etxebeste fue una de las primeras personas en llegar al lugar del atentado que acabó con la vida de "Argala" el 21 de diciembre de 1978.
Los testimonios recogidos en el libro coinciden en subrayar el carácter reservado pero afable de Argala y su capacidad de análisis político. ¿Qué rasgos apuntaría usted sobre Argala?
Lo más destacable de su personalidad humana era su discreción, su saber escuchar y sus espacios de reflexión antes de proponer alternativas o tomar decisiones.
En una organización armada ligada a una estrategia revolucionaria, esta prudencia en el pensamiento y en la acción, aunque cueste creerlo, es un componente de vital importancia. Y Argala, ya fuera en el quehacer político o en el militar, poseía esa cualidad.
De manera consecuente, era muy crítico con las actitudes de soberbia revolucionaria y detestaba los infantilismos izquierdistas, aquello de «se va la fuerza por la boca». En ese espíritu de entrega socialista, llegó a manifestar que no compartía el sentido del grito callejero “ETA, herria zurekin” porque decía que, al revés, era ETA la que estaba al servicio del pueblo.
¿En qué terrenos realizó Argala su aportación política e ideológica?
En la teoría y en la práctica. Era un militante coherente en todos los sentidos de la expresión revolucionaria. Como buen discípulo de ETA V Asamblea, supo desarrollar los principios emanados de ella e incorporar elementos acordes a la propia evolución de la lucha político-militar.
Y lo hizo desde la práctica, asumiendo compromisos tanto en el ejercicio de la acción armada, como desde la teoría, con aportaciones en el ámbito de la lucha política, impulsando la organización de masas y la alternativa táctico-estratégica de KAS, en lo que configuraba un proyecto ideo-político abertzale y de izquierdas.
Las reflexiones políticas de Argala están realizadas hace cuatro décadas. ¿Considera que, de algún modo, tienen vigencia?
Salvando tiempos y contextos, muchas de ellas son, en esencia, de plena actualidad. No obstante, no podemos obviar los cambios experimentados y las nuevas realidades socio-políticas que han determinado el cambio profundo y la evolución consecuente en la estrategia de liberación, donde destaca la superación de la lucha armada hacia formulas exclusivas de confrontación política.
Y tienen vigencia porque el binomio opresión-explotación persiste en la geografía nacional y social. Por tanto, derechos conculcados y reivindicaciones pendientes son los elementos que marcan, no ya los últimos 40 años, sino toda la historia centenaria de un pueblo vasco al que se le sigue negando su identidad plena, violentándole su libre voluntad y que continúan marcándolo como la gran víctima de un destino impuesto, ni elegido ni decidido.
Argala, hoy en día, continuaría militando y luchando en el actual ideario de la Izquierda Abertzale, asumiendo las realidades subjetivas y objetivas acontecidas en la sociedad vasca, y favoreciendo vías de transformación populares y democráticas hacia las metas políticas que él mismo contribuyó a trazar hace ya más de 40 años.
¿Liberación nacional y liberación social son caras de la misma moneda en el pensamiento político de Argala?
Evidentemente, y para evidenciarlo basta recordar una frase que él mismo acuñó: «los trabajadores vascos no somos españoles ni franceses, sino única y exclusivamente vascos, y lo que nos une con ellos no es la pertenencia a una misma nación sino a una misma clase».
Abertzale de condición y marxista de convicción, tenía muy claro que el devenir del pueblo vasco hacia su plena soberanía y la conformación del Estado Vasco deberían llevar emparejado un cambio transformador en la sociedad, que solo podría venir de la mano del pueblo, liderado por la clase trabajadora.
En este sentido, Argala, fue fiel transmisor del pensamiento emanado de la V Asamblea de ETA, donde uno de sus principios establecía que «la lucha de clases en Euskal Herria adopta la forma y contenido de la lucha de liberación nacional».
En el camino hacia esa emancipación plena tenía clara la necesidad de un proceso de lucha y organización progresivo, de apertura de sensibilidades, de acumulación de fuerzas interclasistas, de confluencia paulatina de sectores desnacionalizados y desclasados en la toma de conciencia como Pueblo Trabajador Vasco y, consiguientemente, sujeto interlocutor resolutivo en el contencioso político frente a los estados español y francés.
¿El pensamiento político de Argala ha acompañado a la izquierda abertzale en su devenir histórico?
Indudablemente, en la medida en que su pensamiento ha formado parte de un pensamiento colectivo, un ideario de organización y lucha que se ha forjado en el compromiso y entrega de decenas de miles de mujeres y hombres combatientes políticos que han sufrido represión, cárcel, exilio, deportación e, incluso, han ofrendado su vida por una causa justa.
Un legado, tomado como testigo, que constituye los pilares de una alternativa política dirigida al objetivo de un proceso constituyente y democrático, en la meta de la construcción de una república vasca, independiente, reunificada, socialista, no patriarcal y euskaldun.