Raimundo Fitero
DE REOJO

Valores

Ando regurgitando pasteles, turrones y langostinos más allá de mis posibilidades físicas. Siempre pienso que un ideal de vida sería convertirse en comentarista deportivo. Siempre está el árbitro o el Var, para descargar neurosis. Imagínense ser el comentarista de la Real Sociedad. Un descomunal desborde de satisfacción. Punto. No sigo, no quiero sacar mi falta de valores a la luz. Prefiero mantenerme en ese territorio oscuro donde todo es relativo. Un lugar muy frecuentado, pero que siempre deja espacio para un oportunista más.

En Gabón, un país africano con un presidente con más de medio centenar de años en el poder, hubo un conato de golpe de estado y lo primero que hicieron los militares golpistas fue tomar la televisión pública. Estos son los valores reales, en alza. La televisión es lo que se usa en primer lugar para convencer a la población de que ha pasado algo bueno para todos.

Es una fuente de poder, de adoctrinamiento, de intoxicación, de manipulación. Y digo más. ¿Está bien puesto el verbo? ¿Es o era tan importante la tele? Parece ser que, en estos momentos, son las redes, los robots al servicio de un algoritmo quienes hacen todas las campañas de intoxicación y de alteración de la voluntad popular. Parece que ha sido parte de las herramientas de intoxicación utilizados por Trump y Bolsonaro. Hay sospechas de algo similar con Vox.

Por cierto, un equipo de fútbol modesto, de segunda división, el Reus, ganó el domingo en el campo de Málaga un partido que tiene un valor simbólico, ya que sus jugadores llevan meses sin cobrar, está a punto de desaparecer por incumplimientos, y con apenas doce fichas, consiguieron derrotar a domicilio a un aspirante a ascender. Valores positivos, de profesionalidad, de compromiso. Un buen ejemplo deportivo.