Asfixia tanta inconsistencia, tanto ruido y tanta estrategia de mierda. No quiero nadar en la escoria del PPOX. Me dedico a cosas colaterales. Otro siglo será. Vamos cantando felices hacia el abismo retrógrado. Por eso mi asfixia me hace ver cosas menores, pero tan importantes como esas mentiras dogmáticas bendecidas por los poderes fácticos que están colocando en el mostrador electoral la extrema derecha españolista. El trifacio avanza y seguirá avanzando. Resistencia.

La ludopatía, el juego, la falta de postura clara ante un problema social que en ciertos sectores es muy grave, una plaga. Pues bien, en el último sorteo de la lotería estatal, la que se llama curiosamente del “Niño”, apareció en todos los medios un niño, un menor con un billete premiado con doscientos mil euros. ¿Dónde se sitúa penalmente este asunto? ¿Los menores pueden jugar, apostar, engancharse a esta adicción sin que nadie intervenga? Cada día hay más casas de apuestas en nuestras calles. Y hay horarios donde son menores los que mayoritariamente ocupan sus máquinas. Y no digamos en internet. Así está el asunto. Resistencia pasiva.

Cuatro, del grupo Mediaset, es decir de Berlusconi, acaba de anunciar sus recortes drásticos en los informativos. Una declaración de principios. Era el canal menos de derechas de la cadena. Señalo: Jair Bolsonaro no dio ruedas de prensa, ni comparecencias públicas, con cuatro comunicados y las redes sociales llegó al poder. Lo señalo como advertencia. La información quema. El periodismo que se propicia solamente debe ser servil, transmisor de consignas, no contrastando nada. Es la muerte del periodismo y la información creíble. Y cuesta encontrar mecanismos que contrarresten esta corriente tan en boga y que da resultados electorales tan claros . Resistencia activa.