Y vuelta la burra al trigo
Hace tiempo decidí que ya tenía una edad para quitarme la pose apocalíptica. Los escotes vertiginosos lucen bien siempre; el rollito no future, no. Claro que temo a las regresiones históricas: como mujer, como feminista, como desviada, como anti-autoritaria, como vasca. Encarno casi todas las razones del mundo para alarmarme con los bandazos a la derecha. Recuerdo una conversación con Paul Preciado en Barcelona, en una de esas horas violetas que evocan a la brava Montserrat Roig. El 2008 nos lanzaba la amenaza del PP con derogar la ley del matrimonio gay y la de violencia de género si no repetía Zapatero en las urnas. Repitió. Ahora sabemos que no lo hicieron cuando les llegó de nuevo su democrático y previsible turno. Pero la reacción perturbaba el aire, como ahora. La madre del filósofo queer, una mujer católica de Burgos que votaba tradicionalmente a los populares, le dijo algo que nos conmovió: no quiero que vayan a por ti. Y si te persiguen, me tendrán en frente. Brindamos por la hora bruja mientras constatábamos: no existe para nosotras el camino de vuelta al armario. Como siempre, revolución o muerte.
“Reacción. la guerra no declarada contra la mujer moderna” es un libro publicado en 1991 por la periodista neoyorkina Susan Faludi, maravilloso, pero irritantemente descatalogado desde hace demasiado tiempo, donde desgrana el neo-machismo político y cultural que invadió los mass media en la era Reagan tras la revolución de las mujeres de los 70. Reacción patriarcal frente a los avances feministas, una vez más. Hemos logrado socializar al fin la sensibilidad contra la violencia machista estructural y les estamos tocando sus privilegiados huevos. El último y grandioso 8 de marzo iba a tener respuesta patriarcal, ningún tirano se deja destronar. Abriguémonos, hermanas, con la memoria de las batallas de nuestro género, innumerables sufragistas y electroshokeadas nos infunden coraje. Molaría, por otro lado, dejar de regalar tanta propaganda contra/para Vox. Y, una vez más: pero que putas ganas de liberarnos de España. Vaya cruz.