Artes
Muchos consideramos al cinismo como una de las bellas artes. No se pueden dar muchas explicaciones, pero en estos tiempos de retorno al blanco y negro, el cinismo del trifacio es una simple muestra del patetismo político y de la involución imparable. Se ha llegado después de muchas mentiras y reuniones de testosterona con ginebra de garrafa al punto de partida. Andalucía va a ser trampolín para colocar el neo-franquismo en el eje del poder. Ninguno de los poderes fácticos se ha manifestado en contra de la irrupción del pistolero de Amurrio y el abogado Javier Ortega Smith, secretario general de esa escisión de la banda de Aznar.
A este personaje que se le vio llegando a nado a Gibraltar, se le empezó a ver al frente de la acusación popular en el procés. Los presos políticos catalanes han sido empujados a la cárcel por este individuo en nombre y representación de ese partido, en perfecta combinación con ministros, jueces y fiscales. Tomen nota de este asunto porque todo tiene su encadenado. Si ahora tiene un exceso de publicidad en los medios, cuando empiece el juicio aparecerá este individuo y se apropiará de los medios y las redes en plena campaña electoral de los comicios municipales y europeos de mayo.
Un concepto muy apropiado en estos tiempos: la llegada del centro extrema derecha. Antes hablábamos del extremo centro. Ahora ya está claro la delimitación por la derecha, que no está tan lejos de los principios de la banda de Aznar, quizás tiene un añadido de exageración cínica con sus máximos, para hacer ver que transigen y se quede el pacto en sus objetivos más peligrosos, que son económicos y de recortes de libertades. Lo de ahora son maniobras de distracción. Parece claro que estas malas artes acabarán muy mal. Acabarán en lo peor de lo peor.