Raimundo Fitero
DE REOJO

Lolo

Unanimidad. El fallecimiento de la periodista, novelista y creadora de audiovisuales, Lolo Rico, ha dejado bien a las claras que, en ocasiones, el reconocimiento del trabajo fundamental, en este caso la creación de “La Bola de cristal”, llega siempre, aunque sea con un retraso histórico a destacar. Porque María Dolores Rico ha fallecido siendo ciudadana vasca de manera voluntaria. Sus ideas políticas no coincidían con la penosa rutina española de la izquierda gaseosa y la derecha metabolizada. Su actividad por conseguir una salida negociada al conflicto vasco le llevó a un relativo ostracismo. Su labor de escritora y de periodista sufrió una interrupción, pongamos que fruto de un retiro buscado, pero nadie puso en duda la trascendencia de un programa de TVE que se emitía la mañana de los sábados, dirigido a públicos infantiles y juveniles, que causó una revolución debido a un tratamiento formal y de contenidos que escapaba de la ramplonería al uso por aquellos tiempos.

Lolo Rico mostraba siempre su interés por un asunto trascendental: la importancia de las formas y contenidos en las televisiones públicas. Debería existir una reglamentación ética, un código de funcionamiento en donde se procurase la excelencia en los informativos y se tratase a los más pequeños con respeto y mirando por su formación emocional, intelectual, estética, más allá de lo obvio, de esa costumbre de deshumanizar o animalizar todo aquello que se dirige a personas en formación. De tratar a las personas de pocos años, como personas, no como juguetes o entes amorfos que solamente responden a estímulos básicos y primarios.

Esa fue la gran lección de Lolo en su praxis y después en el desarrollo de un campo teórico que debería ser de obligado conocimiento. Lolo nos ha dejado material para recordarla eternamente.