Raimundo Fitero
DE REOJO

Conexiones

Todos estamos conectados. No solamente por clics, sino por pensamientos y obras. Somos todos una cesta de cerezas. O una sede de la banda de Zipi. Siempre ha sido muy parecido. Va un jugador de fútbol del Real Club Deportivo Español de Barcelona (el sueño de Zape), marca un gol en un partido en Galicia y hace un gesto para celebrarlo que había pactado hacía unas noches en “la Resistencia” con David Broncano.

Un entrenador de equipos de categorías inferiores del Real Madrid tiene facilidad para el análisis y es tertuliano en diversos medios de comunicación. Expresa con educación, ponderación, buen criterio y desde su más que confesado amor al equipo de Florentino, un análisis algo crítico con la situación del primer equipo y es inmediatamente despedido. Ya no entrena a nadie. Se le puede ver por la tele, tiene una cara de cabreo descomunal. Esta conexión es de cortocircuito. Una muestra de lo mal que se entiende la libertad de expresión. Y alrededor del Real Madrid y de España, peor.

Me sorprende mucho que a Toni Albà se le hay apartado en TV3 de “Polonia”, por un tuit a mi entender poco gracioso y con ribetes machistas sobre Arrimadas. Albà es carne de redes, es un fanático sin cortapisas, pero es un gran actor, un magnífico imitador y lleva años dando vida a un ficticio y televisivo suegro de Urdangarin con mucha aceptación popular. ¿Qué conexión tiene una opinión poco acertada, insisto, con su trabajo como actor? Ninguna. Presiones, intentos de cortar toda discrepancia. Por cierto, Toni está en las portadas de la prensa de la caverna. A llenar teatros, chaval.

Un último detalle: en su discurso de despedida en el Parlamento español Gabriel Rufián citó a Andreu Buenafuente porque lo había pactado con un colaborador del programa “Leit motiv”. Ahora casi todo son hilos o conexiones múltiples.