Para anularla la llamaban loca
Una mujer de hoy, una mujer normal, vive bajo el estigma de una frase que le acompaña desde su infancia: «estás loca». Una frase que le impregna carácter, desde el cabreo, que la ha convertido tras muchas frustraciones y situaciones desagradables en una mujer arisca, que no se sujeta a los convencionalismos, que no está dispuesta a mantener actitudes de sumisión, ni callarse ante las injusticias, sea en su casa, en su colegio, en la cola del médico o ante un descubrimiento de infidelidad de su marido, pillado infraganti.
Estamos ante un unipersonal de Fabio Rubiano –“Mosca”, “El vientre de la ballena”–, uno de los dramaturgos colombianos más incisivos, y se desgrana de una manera sencilla, divertida, unas circunstancias que encierran una crítica al trato despreciativo que implica esa insistencia al descalificar a una mujer que no hace otra cosa que sobreponerse a todas las circunstancias. Una frase que escuchamos con demasiada asiduidad y que encierra altas dosis de machismos.
Lenguaje directo, una interpretación muy orgánica de Marcela Valencia, que saca punta a todos los matices y deja claro el punto de vista y las críticas administrativas y de género, pero con la propensión a la comprensión y la diversión que alcanza notables cuotas de concienciación y denuncia.