Anjel Ordoñez
Periodista
JO PUNTUA

Fierabrás

El PSE, a través de la figura de la viceconsejera de Medio Ambiente de Lakua, Elena Moreno, y con el aplauso incondicional del concejal Alfonso Gil en el Ayuntamiento de Bilbo, ha resucitado la idea de establecer peajes en los accesos a las grandes ciudades, para reducir el impacto ambiental del tráfico rodado en las urbes.

Coincide el PSE con las conclusiones a las que ha llegado un reciente informe, presentado a principios de febrero en Madrid por el Consejo General de Economistas y patrocinado –nunca mejor dicho– por la patronal de grandes constructoras y concesionarias Seopan. Según los corolarios de este informe, la solución al problema del tráfico urbano está en «la gestión de la demanda» a través del pago en «peajes inteligentes», que permitiría reducir la congestión en hasta un 50% en hora punta, lo que supone ahorrarse 150 horas anuales en atascos. Un suponer, digo yo.

Esta solución, casualmente de enfoque economicista, logrará que, por fin, quienes se han comprado la última versión del modelo más caro de la gama más alta en el oneroso mercado de la automoción, puedan circular por las calles de la ciudad sin que les molesten los engorrosos atascos que vienen a provocar los dueños de los pordioseros utilitarios que atestan las vías sin pudor ecológico alguno.

Que digo yo que esta solución también se podría aplicar a otro tipo de atascos, como los que ahogan a la sanidad pública en forma de interminables listas de espera por la diferencia entre oferta y demanda. Y que también existen informes de la patronal que aseguran que la solución es el peaje, en este caso le llaman copago, para que los ciudadanos más menesterosos se lo piensen dos veces antes de enfermar. Así, además, lograremos que mejore la salud general de la población.

Mire usted por donde, los peajes van a resultar ser la salida perfecta, el Bálsamo de Fierabrás que logrará que vivamos en una sociedad menos contaminada y más saludable. Lo que no sé es cómo no se nos había ocurrido antes.

Perdonen por el abuso del sarcasmo, pero es que me sacan de quicio.