Iker BIZKARGUENAGA
A los leones

El escaño más caro, la factura más alta

Una de las pocas certezas que rodean a estas elecciones es que no hay certezas. De un tiempo a esta parte la demoscopia está fallando más que una escopeta de feria, que se lo pregunten si no a David Cameron, Hillary Clinton y Susana Díaz. Y con casi la mitad del cuerpo electoral indeciso, según nos cuenta el CIS, sería una temeridad hacer apuestas de cara a la noche del 28. No hay nada seguro.

O casi nada. En Euskal Herria sí está claro que la izquierda independentista va a tener que mejorar la rentabilidad de sus votos si quiere sumar algún diputado o diputada más a su bancada. Y es que EH Bildu tiene con diferencia el peor ratio votos/escaño en todo el Congreso, pues los asientos de la pasada legislatura le salieron a precio de oro. En 2016 la coalición obtuvo 187.713 papeletas, pero sólo dos representantes, lo que viene a ser 93.856 votos por cada escaño. Nada que ver con los 57.402 del PNV, los 57.965 del PP o los 64.045 del PSOE. La diferencia de rendimiento con los jeltzales es especialmente llamativa, ya que ambas fuerzas compiten en el mismo terreno de juego.

Hace tres años a EH Bildu le penalizó la arrolladora –ma non troppo– irrupción de Podemos, que le birló una parte importante de sus votantes para alzarse con la primera posición en Hego Euskal Herria. Pero tantos como los que decidieron votar al partido morado que iba a cambiarlo todo fueron los que en 2011 votaron a Amaiur y en junio de 2016 decidieron quedarse en casa; casi un tercio, según estudios postelectorales.

Es posible que algunos de quienes entonces apoyaron a los de Pablo Iglesias opten ahora por las candidaturas de EH Bildu, pero para que la coalición sea determinante la próxima legislatura será determinante que en estos días de campaña logre activar a su base, a todos y todas las que seguro que sí votarán en mayo. En un país tan pequeño, unos pocos miles, incluso cientos de votos, decantan los escaños en uno u otro sentido, y el 28A la pelea puede decidirse en la foto finish; en Araba, en Nafarroa o incluso un segundo diputado en Gipuzkoa pueden caer o no en el zurrón independentista por un puñado de papeletas.

En estos comicios cada acta podría ser decisiva para lograr mayorías, y dependiendo de cuáles se conformen, con la derecha parda afilando el colmillo, el independentismo puede pasar de tener el escaño más caro a pagar la factura más alta. Y no hay partido de vuelta.