«Ha sido un juicio por desobediencia, la rebelión ha brillado por su ausencia»
El jurista Javier Pérez Royo, una de las pocas voces críticas del Estado español con el procedimiento seguido en el Supremo contra el independentismo catalán, repasa en esta entrevista algunas de las aristas del juicio que finalizó el pasado miércoles. También le preguntamos sobre el Parlamento Europeo, donde el Supremo se abrió ayer un nuevo frente.
Esta entrevista se realizó el pasado jueves por teléfono, antes de que el Tribunal Supremo decidiese ayer denegar a Oriol Junqueras el permiso para acudir el lunes a recoger el acta de eurodiputado en la sede de la Junta Electoral Central (JEC). Pérez Royo no conocía la decisión del Supremo, pero las respuestas que da a las preguntas al respecto –se recogen en el despiece de la página siete– sirven para entender el laberinto en el que se ha visto atrapado el Supremo: si le deja recoger el acta, con arreglo a la ley, debería dejarlo en libertad. Si se lo impide, como decidió ayer, prevarica.
La defensa de Cuixart situó el dilema que tendría ante sí un tribunal imparcial apuntando que «algo no puede ser al mismo tiempo delito y ejercicio de un derecho fundamental». ¿Compra el marco?
Respecto a Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, sin duda; ahí no hay nada más que ejercicio de derechos fundamentales. Es inconcebible que estén procesados y en prisión, es una monstruosidad inexplicable desde el punto de vista jurídico. En el caso de los demás acusados no solo hay derechos fundamentales, ahí sí que hay actos jurídicos susceptibles de ser enjuiciados penalmente, aunque no sea ni por rebelión ni por sedición, ni tenía que haber sido en el Supremo, vulnerando el derecho al juez ordinario y obviando la segunda instancia. Pero en el procés ha habido actos antijurídicos.
En su día, al revisar el sumario 18/98, el Supremo decretó la validez de la desobediencia civil. ¿Por qué parece ahora imposible que pueda hacerlo?
El asunto aquí es que el Supremo ha entendido que esto suponía una quiebra del orden constitucional. Ese ha sido el gran error, que yo creo que quedó reflejado en la cara de los magistrados en el último alegato de los acusados. Era una cara de gente que pensaba ‘nos hemos equivocado’.
En ciertas instancias se ha dicho que este tema era demasiado serio como para dejarlo en manos de la clase política o de un juez cualquiera.
Claro, el problema es que lo han tomado como una cuestión de Estado; la Fiscalía dijo ‘aquí vamos a poner orden nosotros, que Rajoy no es capaz; se va a enterar esta gente’. Y esto es una barbaridad, porque cuando se pretende que los tribunales resuelvan lo que no pueden resolver, se produce un disparate.
El caso de Forcadell es particularmente llamativo, ¿por qué sus compañeros de Mesa están en tribunales catalanes?
Ese ha sido su argumento. Todos los que votaron como Carme Forcadell tienen la misma responsabilidad. Pero también hay otra cuestión: si de verdad hay que hacer un juicio por el procés, a quien había que haber pedido responsabilidad penal era a los parlamentarios.
Marchena empezó exquisito, pero se le ha ido viendo el plumero según pasaban las sesiones. ¿Cómo lo ha visto?
Tan exquisito no ha sido. Para mí Marchena no tiene la imparcialidad objetiva exigible, y eso no es subsanable. Después del Whatsapp de Cosidó, Marchena no podía ser magistrado de ese tribunal. Me imagino que será uno de los temas que acabe en su día ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Después ha intentado presentarse como muy garantista, consciente de que la instrucción ha sido muy débil, pero en momentos decisivos del juicio no lo ha sido. Desconectar la visión de los vídeos de las declaraciones de los testigos, por ejemplo, ha desvirtuado en cierta manera la prueba testifical. Y los testigos de la acusación han sido tratados de forma muy distinta a los de la defensa. La obsequiosidad con Mariano Rajoy fue inadmisible, se le permitió que escurriera el bulto y eso no se debía haber tolerado. Con Zoido igual, fue un cachondeo. Marchena ha intentado dar una apariencia de respeto escrupuloso a los derechos de todos, pero no ha conseguido ni siquiera eso.
La Fiscalía no ha movido ni una coma de su informe. Es como si le hubiesen sobrado estos cuatro meses de vista oral.
No se ha movido de la posición inicial. La falta de calidad técnica y de preparación ha sido tremenda, vergonzosa. ¿Qué coño tienen que ver Kelsen y Habermas con el delito de rebelión? Han sido muy torpes.
¿Cómo ha visto a las defensas?
A mi hay algunas que me han gustado más y otras menos, pero creo que, en general, ha sido un nivel técnico bueno.
¿Cómo quedan las acusaciones de rebelión y sedición?
La práctica de la prueba ha sido la práctica de un juicio por desobediencia, no por rebelión, que ha brillado por su ausencia. Cuando aparecía, era de cachondeo, que si una patada en los huevos, que si a otro le torcieron un dedo, que si un escupitajo... tonterías. La violencia constitutiva del delito de rebelión ha estado ausente por completo; prácticamente casi toda la prueba ha sido sobre desobediencia.
Se especula con una condena algo más leve por conspiración para la rebelión o fórmulas por el estilo. ¿Cree que pueden ir por ahí los tiros?
Es una de las cosas que se oyen, pero yo no tengo ni idea, ni creo que nadie la tenga.
Todos los acusados coincidieron en invitar al tribunal a no agravar el conflicto y a devolver la pelota a la política. ¿Están a tiempo de hacerlo?
El que haya habido un juicio ya ha perjudicado gravemente la convivencia política, vició las elecciones que se celebraron en Catalunya y las investiduras, unos fueron a la cárcel y otros al exilio, todo esto es ya un daño irreparable. La sentencia algo lo va a agravar, pero está por ver en qué magnitud.
Será la última sentencia que firme el juez menos conservador del tribunal, Luciano Varela. ¿Cree que puede haber votos particulares?
Me imagino que habrá un esfuerzo enorme para que la sentencia sea por unanimidad, porque en casos como este, los votos particulares abren muchas vías ante un tribunal europeo. Por eso yo creo que es posible que la sentencia se retrase, porque tendrán que ver dónde pueden ponerse de acuerdo todos. ¿Habrá unanimidad para condenar por rebelión? No lo sé. ¿O habrá que rebajar y poner conspiración para que haya unanimidad? Veremos.
¿Ve el caso rumbo al Tribunal de Estrasburgo?
Seguro, después de pasar por el Tribunal Constitucional. Para que no lo hiciera tendría que producirse una absolución o una condena por desobediencia. Si no, a Estrasburgo. Y creo que, en este caso, la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos va ser relativamente rápida, porque la situación es muy singular.
«Si Junqueras recogiese el acta, automáticamente debería quedar en libertad»
¿Qué ocurrirá con el acta de eurodiputado de Junqueras?
En mi interpretación, si Junqueras va y promete la Constitución, automáticamente queda en libertad, porque automáticamente está protegido por la inmunidad como parlamentario europeo.
¿Y al Tribunal Supremo le tocaría pedir el suplicatorio para poder seguir el proceso?
Esa es mi interpretación; tendría que dirigirse al Parlamento Europeo y detener todo hasta que tenga la resolución del Parlamento Europeo. Lo que no puede hacer es dejarle tomar posesión y volver a meterlo en la cárcel. Veremos lo que pasa, en mi interpretación eso debía haber ocurrido también cuando fueron elegidos diputados el 28 de abril y no pasó, pero claro, ahora estamos en un terreno diferente.
¿Y si el Supremo le niega el permiso para acudir a recoger el acta? [La entrevista se hizo el jueves, antes de conocer la decisión del TS]
Desde mi punto de vista es prevaricación. Aquí no hay una sentencia firme, por lo que está en posesión de sus derechos políticos; no se le ha podido impedir que acuda a las elecciones y ha sido elegido, por lo que no se le puede impedir que tome posesión del acta para la que ha sido elegido por los ciudadanos. El fiscal le dice al Supremo: ‘No permita usted que este señor ejerza el derecho del que es titular, porque las consecuencias son estas’. Eso es una invitación a la prevaricación. Desde luego, si yo fuera Junqueras y me impiden ir, presento una querella por prevaricación inmediatamente contra todos los miembros del tribunal.
¿Eso podría llegar incluso a invalidar el juicio?
Claro, lo complicaría mucho. Acudiría también inmediatamente al Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Si soy elegible y he sido elegido, tengo que poder ejercer el cargo para el que he sido elegido. Mientras no haya una sentencia firme, la presunción de inocencia opera. ¿O es que ya estoy condenado? ¿O es que el tribunal ya sabe que me va a condenar? El tema genera tal cantidad de complicaciones que ya veremos cómo salen de ahí.
En el otro frente están Puigdemont y Comín, también eurodiputados electos. La JEC dice que tienen que pasar por el Congreso a jurar la Constitución.
El Constitucional dice que lo importante es el momento electoral, y que la jura de la Constitución es un trámite. Yo creo que acabarán siendo parlamentarios europeos, no se les podrá impedir. ¿Cómo? Ya lo veremos.