César Manzanos
Doctor en sociología
JOPUNTUA

Malditas vacaciones

Las vacaciones fueron una de las concesiones del capital y del Estado a quienes trabajamos para el enemigo, es decir, para quienes, mediante la plusvalía, se lucran de nuestra explotación. El ritmo de vida acelerado, por no decir frenético y estresante, que nos impone un tiempo social de rapidez e inmediatez, hace que gran parte del verano, y la parte del invierno coincidente con el final de año, se conviertan en épocas de desaceleración de la actividad económica, política y social para algunos. Y a la vez, para otros, una oportunidad de acceder a un «trabajo» precario y temporal al servicio de los primeros, quienes tenemos un tiempo de ocio pagado y cronometrado, necesario como válvula de escape para volver, durante el resto del año, a producir y reproducir nuestro desigual y asfixiante orden socioeconómico.

En vacaciones, parece que la inercia de una vida impuesta se paraliza y se presenta, para quien tiene el privilegio de gozar del derecho al trabajo, como la gran oportunidad del año en la que aprovechar el tiempo robado al trabajo.

Eso sí, con el mismo espíritu productivo que llega a colonizar, y estresar con mayor virulencia, si cabe, nuestra vida cotidiana. Buscar un transporte, un alojamiento, un lugar a buen precio, acudir a playas, montes, pueblos y ciudades masificadas en vacaciones, así como mostrarlo en las redes sociales, son parte de esa falsa discontinuidad entre trabajo y tiempo libre.

Todo esto resulta de gran importancia para hacernos conscientes de que, también en vacaciones, seguimos inmersos en la misma lógica que Guy Debort, hace ya décadas, nos planteaba sobre la sociedad del espectáculo: «La liberación del trabajo, el aumento del ocio, no es ningún modo de liberación en el trabajo, ni liberación en el mundo modelado por este trabajo. Nada de la actividad robada en el trabajo puede reencontrarse en la sumisión a su resultado».

Por cierto, quienes os vais, podéis olvidaros de la toalla, pero tanto para quienes os vais de vacaciones, como para quienes trabajáis, acordaros de no poneros enfermos, estamos en «servicios mínimos».