Los desacuerdos en Madrid entre Podemos y Pedro Sánchez a tan solo una semana de la fecha de la investidura habían despertado cierto recelo en cuanto al devenir de las negociaciones en Nafarroa. El propio Sánchez desvinculó el fin de semana un proceso del otro en una entrevista, pero si la prensa insiste tanto es porque la relación de ambos procesos se intuye como lógica.

El equipo negociador de María Chivite quiso combatir el escepticismo con otro pequeño paso. Trasladó a sus socios otro documento de trabajo (antes de los sanfermines ya se cerró un preacuerdo programático) en el que se describía el organigrama del nuevo gobierno que pretenden sacar adelante. Según diversas fuentes, este era un documento «en blanco», donde aparecían las denominaciones de consejerías y alta dirección, pero no los nombres de quienes asumirán las responsabilidades.

Cerrado el preacuerdo de programa, distintos medios habían puesto el punto de mira en si la fórmula del gobierno sería el de coalición (que es la voluntad que siempre ha expresado Geroa Bai) o si el PSN también apostaría por una fórmula en solitario, al estilo de lo que busca Sánchez en Madrid o de la que consiguió negociar Uxue Barkos la pasada legislatura. Ayer esto no fue línea roja.

El PSN, además, tuvo otro detalle que a sus posibles socios gustó. Ramón Alzórriz, el portavoz habitual del PSN tras estas reuniones, aseguró que ellos no van a sentarse a negociar nada con Navarra Suma. Este pronunciamiento se había exigido después deque Chivite apuntara la posibilidad de una abstención de Navarra Suma para conseguir la investidura, en lugar de que sea EH Bildu quien ceda. «No se merecen [la reunión]. Están calumniando permanentemente al PSN con el tema del terrorismo que tanto hemos padecido», afirmó Alzórriz.

La siguiente reunión, para discutir sobre este borrador, se fijó para el jueves al mediodía. Parece que el PSN necesita dar una imagen de que todo funciona.

Itziar Gómez, por Geroa Bai, insistió en que un gobierno de coalición es una posibilidad que está encima de la mesa. Dijo que no tiene por qué ser «un gobierno de cuotas», y prefirió hablar de un Ejecutivo de «responsabilidad compartida».

I-E avanzó que a lo largo de esta semana convocarán a los suyos para validar ese preacuerdo de mínimos al que llegaron.

Por otro lado, Adolfo Araiz (EH Bildu) cuestionó la viabilidad de ese gobierno, enfatizando que serán ellos los que decidirán quién llega a presidente.