Jon ORMAZABAL
Pelota

El Aritzbatalde, un agujero negro para Irribarra

Altuna-Martija aprovecharon el errático inicio de final del de Arama para hacerse con el título con facilidad.

IRRIBARRIA-REZUSTA 11

ALTUNA III-MARTIJA 22


Son muchos los que apuntan al Aritzbatalde como el frontón más exigente del circuito, pero ni su lento frontis ni ese medio metro que le falta en anchura parecen motivos suficientes para explicar el motivo por el que resulta prácticamente imposible ver una final equilibrada en su torneo. Que se lo digan si no a Iker Irribarria, que ayer disputó su tercera final consecutiva, las dos últimas con Rezusta y la anterior con Zabaleta, y nunca ha tenido opciones reales de victoria. Los cuadros alegres de la cancha zarauztarra se han convertido en una especie de agujero negro para el de Arama, en el que ha caído y del que le resulta imposible escapar.

Su último precedente allí, el 31 de julio en el primer estelar de Bikuña, no fue malo, pero ayer prácticamente desde el primer pelotazo hubo algo, quizá la presión por hacerse con su primer torneo estival, que engulló al campeón manomanista y arrastró consigo a un Rezusta que parecía estar para jugar.

Desquiciado

Al margen de unas condiciones no demasiado favorables a un pegador de su talla, su rival, un Jokin Altuna de nuevo académico y quizá algo más fresco que el viernes, a pesar de que contaba con 24 horas menos de descanso que su oponente y su semifinal fuera más exigente, empujó también al de Arama a esa región del Universo desde la que nada puede salir y todo lo que se le acerca es absorbido.

Errático en el remate y blando en defensa, tampoco encontró en Rezusta un refugio en el que cobijarse y la final se les escapó como arena entre los dedos, con un demoledor parcial de 0-14 (2-15). No fue justo en esa franja, pero la forma en la que el goierritarra tiró a la chapa, desde el uno y medio, una pelota con todo a favor tras un enorme voleón con el que mandó a Altuna a las tablas en el 6-17, sirve como el mejor patrón del partido de Iker Irribarria, en una de sus peores tardes, muy en la línea del de la semana pasada en Bastida.

Por contra, por mucho que los compromisos se les estén acumulando en sus agendas estivales, Jokin Altuna y Julen Martija volvieron a estar en su sitio y lograron su primer gran torneo juntos tras el de Arabar Errioxa del año pasado. La química entre ambos es perfecta y ayer consiguieron el que puede ser el primer torneo de muchos.

Altuna quiere San Fermín y el Parejas

El inconformismo y el ansia de superación son uno de los secretos del éxito de un Jokin Altuna en cuyo palmarés ya figuran prácticamente todos los campeonatos y torneos que ha disputado. Como él mismo se apresuró a señalar nada más haberse cobrado otra muesca más en el Zarautz Hiria, «me falta el de sanfermines. Cuando empecé ya firmaría estar en esta situación con 23 años, y estoy muy contento. Me falta el de Iruñea, igual no lo gnaré nunca, pero tengo puesto ese reto y alguna vez también me gustaría ser campeón por parejas», apuntó el amezketarra.

En cuanto a la final de ayer, reconoció que «Iker ha estado por debajo de su nivel, sabe jugar a pelota mucho mejor de lo que lo ha hecho hoy y a Beñat no lo he visto mal de chispa, pero les hemos hecho un parcial muy importante y por parejas es muy complicado darle la vuelta a eso. Con un marcador así es complicado tener la cabeza en la cancha y se han ido. Nosotros hemos hecho un partido aseado», apuntó.J.O.