Vaya manera de montar tangana
En el Botxo aún colea lo ocurrido la noche del miércoles, y eso que se veía venir. Habían anunciado que este año íbamos a tener policías a tutiplén, y claro, como dice la canción: mucha Policía, poca diversión. Un error, sin duda, es montar bronca mientras miles de personas andan por el puente del Arenal, que es el más transitado del mundo mundial cuando acaban los fuegos artificiales. Más que un error, es una irresponsabilidad. Pero está el patio que más que pedir gente responsable en los despachos nos conformamos casi con que no ejerzan de pirómanos.
Total, que mientras el señor alcalde y sus compinches repartían katxis en su txosna, donde posaron cual equipo de fútbol, la versión chirene de Torrente repartía estopa unos metros más abajo. Está claro que de repartir saben un rato en Jardines de Albia, lo que pasa es que cuando reparten contratos reciben unos y cuando reparten collejas reciben otros. Es el mercado, amigos.
Así, aunque se les pidió que dejaran las fiestas en paz, y en paz también a quienes se buscan la vida pateando la calle, la cabra tira al monte y los uniformados a la porra. Y que no nos cuenten milongas, porque uno ya tiene conchas suficientes como para saber que a los manteros les acosan no por vendedores ni por ambulantes, sino porque son de un poco más al sur que Mazarredo y porque no tienen amigos como los de la familia Chopera.
Si la definición de «tangana» es «alboroto, escándalo o pelea», no cabe duda de que los munipas montaron una del siete.
Y hablando de tanganas, parece ser que ese chavalote malote que se hace llamar de tal guisa, cuyas letras parecen una versión remasterizada de las películas de Pajares y Esteso –por muy de moderno que vaya eso que hace ya estaba inventado–, al final sí que va a cantar en estas fiestas. O a dar el cante, vaya.
Lo hará después de que en una secuencia surrealista, el Ayuntamiento del PNV le contratara y luego cancelara el contrato, mientras entre medias todo el mundo se peleaba y discutía si era galgo o podenco. Qué país...
Bueno, pues eso, que después de aquella dosis extra de publicidad, el madrileño ha decidido estirar el chicle y se nos va a plantar esta noche en Bolueta, en lo que según el “Abc” es un «desafío» y a este servidor le parece un pitorreo. No está el horno para bollos y a ver si al menos no se lía la marimorena, que es lo que a él le gustaría.
Santa Ana pilla lejos, pero quién sabe si después del recital no se presenta en la txosna de la muchachada jel, pues dicen que allí les gusta mucho. Si tiene suerte igual le saca un katxi el señor alcalde.