Fede de los Ríos
JOPUNTUA

Vanidad de vanidades

Con las dos alas de la socialdemocracia española escenificando no se sabe qué desacuerdo que impide llevar a término la investidura y la formación de un gobierno, parte de los curritos y curritas de a pie creen tener claro de quién es la culpa. Unos señalan la prepotencia de Pedro; otros la egolatría de Pablo que insiste en ser califa en lugar de califa. Los más, hasta las gónadas por tamaña inoperancia de los socialdemócratas; tanto de los que abrazados a las doctrinas liberales, su anhelo es gestionar en primera persona las órdenes del FMI y del BCE sobre política económica, como de los que llamándose Unidas Podemos andan impotentes y a la greña por ver quién consigue mayor cantidad de lentejas por la venta de la primogenitura.

De las derogaciones de la reforma laboral, la LOMCE y de la Ley Mordaza. Niente de niente, tan sólo olvido. La momia del ciclán de un solo huevo sigue en Cuelgamuros velando los ejercicios espirituales de frailes y obispos. Joseba Asirón, sin necesidad de txaranga ni alharacas, desalojó los restos de los criminales golpistas Mola y Sanjurjo de un monumento erigido a la infamia. Lo dijo y lo hizo. Sin más, como dicen ahora.

Tiene su mérito el no haber satisfecho ni la más mínima expectativa del más pragmático de sus electores mientras ruega la abstención del fascio para gobernar y que las encuestas le sean propicias. Dice mucho de un país.

Si fuera poco, a la parada de monstruos de la derecha, se suma una amojamada Rosa Díaz, socialdemócrata, dice. A dar la caca con España, lo de siempre: «ya no hay españoles que hablen en nombre de la España de todos», afirmó sentada entre el Licenciado de sonrisa boba y la Marquesa de prolongadas cervicales. Habrá que estar atentos a la desatada de Twitter; la logorreica hablará por todos. España Suma, pero poco.

Y los de la periferia, como nos llaman los españoles-españoles a vascos y a catalanes, a verlas venir soportando vergüenzas ajenas ante tanta impostura, simulacro y vanidad.

Danos paciencia Señor. De darnos fuerza nos liaríamos a hostias.