EDITORIALA
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Hay que mirar de frente al elefante de la habitación

En los últimos meses han proliferado todo tipo de eufemismos para referirse a la situación económica actual y, sobre todo, analizar lo que nos aguarda a la vuelta de la esquina. Tantos «ajustes», «desaceleraciones» y «ralentizaciones» evocan algo que ya vivimos hace una década, cuando aquel leve resfriado norteamericano que no iba a llegar a Europa dejó tiritando la economía global y desamparadas a millones de personas. Entonces no se empezó a utilizar la palabra crisis hasta que entró como un torbellino y sin llamar a la puerta.

Hoy tampoco se habla de crisis, probablemente sea prematuro hacerlo, pero los datos macroeconómicos y el contexto internacional, con el Brexit y la guerra entre EEUU y China como estiletes, dibujan un escenario futuro que se le parece. En economías tractoras de la UE como Alemania, Italia y el Estado francés, con crecimientos negativos o casi planos, la preocupación inicial ha sido corroborada por los números, y aunque en Euskal Herria las cifras siguen siendo positivas, la tendencia dibuja una curva descendente por primera vez en el último lustro. Es lógico, cuando nuestra industria está tan estrechamente vinculada a aquellas que empiezan a flaquear. El Informe de Coyuntura de Deusto Business School advierte de ese contagio, que ya afecta al consumo y a las inversiones, y aunque apunta que la previsión local es mejor que la europea –el punto de partida no lo es–, no oculta la necesidad de acometer medidas para prepararse y reaccionar ante lo que viene.

Lo que ocurre es que todavía nadie ha sido capaz de poner nombre a lo que viene. Se entiende en caso de incertidumbre o desconocimiento, nada cabe objetar ante la cautela, y menos en un tema tan sensible. Pero sería un error estrepitoso y una falta de responsabilidad intentar repetir la misma jugada de 2007, cuando no se acometieron por desidia o incapacidad las medidas necesarias. Si aquel elefante ha regresado a nuestra habitación, hay que mirarle de frente, esta vez sí, antes de que arrase con todo.