Aritz INTXUSTA
FORO SOCIAL PERMANENTE EN NAFARROA

DOS VÍCTIMAS DIFERENTES COINCIDEN EN LA NECESIDAD DE VERDAD Y DE EMPATÍA

E L FORO SOCIAL PERMANENTE REUNIÓ AYER A QUIEN FUERA PORTAVOZ DE LAS VÍCTIMAS DE HIPERCOR CON UNA DE LAS HERMANAS DE MIKEL ZABALZA. JUNTOS AHONDARON EN EL DOLOR QUE DEJA LA VIOLENCIA Y EN LA NECESIDAD DE VERDAD PARA SUPERAR LAS FASES DEL DUELO. EL ENCUENTRO TUVO COMO AUDITORIO EL PROPIO HEMICICLO NAVARRO.

Quedó claro desde muy pronto. La gran diferencia entre las dos víctimas que estaban sentadas frente a frente era la Verdad con mayúscula. Idoia Zabalza no la ha tenido. A su hermano se lo llevó la Guardia Civil hace 34 años detenido para reaparecer muerto en el río Bidasoa todavía con las esposas puestas. Precisamente ayer se cumplía el terrible aniversario del arresto.

«Después de tantos años estamos exactamente en el mismo punto. Todavía no hemos tenido derecho a la justicia», arrancó la hermana de Mikel Zabalza. Su discurso seguía centrado, por tanto, en la necesidad de abrir comisiones de la verdad, de que las víctimas de la violencia policial sean reconocidas y de acabar de una vez con la Ley de Secretos Oficiales, esa que se ha erigido en el muro infranqueable. «El primer paso es la verdad, la verdad también repara», insistía. Pese a narrar su vivencia concreta (contó también cómo sus hermanos también fueron torturados), Zabalza ponía voz a otras víctimas. Entre el público se distinguía a Fermín Rodríguez (hermano de Germán, a quien la Policía mató en los sanfermines de 1978) y Aitziber Berrueta (hija de Ángel, también víctima de la violencia política).

En frente estaba Robert Manrique. Víctima de Hipercor, o también se le ha llamado superviviente, pues acabó en la UCI con heridas por todo el cuerpo brazos, piernas, un riñón… Trabajaba en la carnicería de aquel hipermercado. «No puedo entender qué supone estar 34 años sin saber qué ha pasado», prosiguió Manrique. «Puedo intentar ponerme en cómo lo has pasado, pero es imposible entender todo ese dolor».

El auditorio en el que se desarrolló la charla organizada por el Foro Social Permanente era el propio hemiciclo del Parlamento navarro. Eso sí, las sillas de los parlamentarios estaban ocupadas por personas de las calle con hambre de escuchar. Únicamente los asientos de la primera fila estaban ocupados por electos. Allí se vio a la consejera Ana Ollo y a los responsables de todas las formaciones del viejo cuatripartito. Ollo salvó la cara al Gobierno de Chivite, pero no había parlamentarios del PSN. Incomprensible esta ausencia por respeto a quienes daban allá su testimonio por mucho que no se comparta la línea que defiende el Foro Social. A Navarra Suma ni siquiera se la esperaba. Con esas sillas vacías, el pronunciamiento ceremonioso del presidente del Parlamento, Unai Hualde, mostrando su confianza en que «esta sea una legislatura decisiva en la construcción de la convivencia» pareció más bien una simple declaración de intenciones.

Un mensaje diferente

Manrique explicó que la verdad es clave en la superación de una de la primera fase del duelo. Aunque aseguró que, para él, el juicio fue «una farsa», poner cara a quienes pusieron la bomba le ayudó. Manrique se reunió con uno de los autores del atentado. «Porque me lo pidió él», dijo. «No le di la mano, pero el victimario tiene derecho a tratar de reparar el daño. Acudí por eso». También incidió en que hay víctimas de ETA que no saben quién fue el autor.

El discurso de quien fuera durante años portavoz de las víctimas de Hipercor, sonaba muy diferente al de otras asociaciones. Defendió que el de las víctimas de ETA no es un bloque monolítico. «Conozco a una viuda y tres huérfanos y cada uno piensa de manera diferente».

Dijo no comprender a los que dicen que «ETA está más viva que nunca», porque para él el día que ETA dejó la lucha armada fue el «más feliz» de su vida. Aseguró que gran parte de las víctimas lo que han querido siempre es que su atentado fuera el último. También criticó a quienes banalizan el terrorismo. «¿De verdad se puede comparar cortar una carretera con poner una bomba en un supermercado?», comentó al hilo de la situación en Catalunya.

Zabalza, en su última intervención, admitió tener miedo de que el acto se entendiera como una reconciliación entre víctimas. Manrique estuvo de acuerdo. No iba de eso. «No te conozco y no me conoces de nada. No nos hemos hecho nada el uno al otro. De tener que reconciliarme con alguien sería con el Estado», manifestó Zabalza.