Un triunfo revitalizante para cambiar de año
Los de Baiko abandonan la cola de la clasificación con un Aimar letal y un Urrutikoetxea refrescado.
IRRIBARRIA-REZUSTA 16
OLAIZOLA-URRUTIKOETXEA 22
Suelen ser estas fechas para hacer balances y propósitos de cara a lo que viene y, en el último partido profesional del año, Aimar Olaizola y Mikel Urrutikoetxea obtuvieron ayer en Bilbo un punto que, mucho más allá de servirles para abandonar la cola de la tabla, debe tener efectos revitalizantes en una pareja de veteranos que ha tenido un comienzo de campeonato bastante más complicado del que esperaban.
En este sentido, era Mikel Urrutikoetxea, de vuelta al campeonato tras dos semanas de baja el más interesado en cerrar un capítulo especialmente doloroso en lo físico y lo personal y lo cierto es que se le vio mucho más fresco, gozó mucha pelota con ambas manos y, eso ante dos pegadores de la talla de Irribarria y Rezusta, debe ser un chute de energía de cara a un campeonato al que se agarran siendo conscientes de que su trayectoria poco o nada se parecerá a la que dibujaron para calarse la txapela en 2016.
Incidencia del material
Ayer, en un partido en el que el material tuvo mucha incidencia en los altibajos que se dieron, tuvieron enfrente a la pareja que los relevó en el palmarés del campeonato, una combinación que tampoco emana las mismas sensaciones de cuando se deshicieron de todos sus rivales a pelotazos.
A estas alturas de campeonato tampoco escapa a nadie que las empresas han apostado por un material algo más bajo para este campeonato que en ediciones anteriores y las pelotas tuvieron bastante que decir en el desarrollo de un partido con alternativas en el marcador, con cada pareja haciendo daño a los rivales con sus cueros. Comenzaron mejor los de Baiko (0-2 y 1-4), pero pronto enseguida giró el rumbo del partido. Con su pelota más viva, Irribarria-Rezusta impusieron su mayor pegada y, aprovechando un momento largo de inspiración por parte del delantero de Arama, además de dos restos fallados por Urrutikoetxea en su mayor lunar en todo el partido, se adelantaron 8-4 y 10-6.
Sin embargo, ahí se le acabó la musa al delantero goierritarra, aunque fue una pelota que se le cayó a Rezusta la que permitió a los de Baiko poner en liza su material. Y ahí el partido dio otro giro de 180 grados, con una pelota con la que, por mucho que pegaran, los colorados no eran capaces de hacer daño a unos rivales que se amoldaron a la perfección a esa especie de cinco y medio a la que pasó a jugarse desde entonces.
Con Urrutikoetxea presionando más adelante, Irribarria se desesperó buscando huecos y acumulando errores, mientras que Aimar Olaizola, cómodo, conectó su letal zurda.