Ane URKIRI ANSOLA
ZALDIBAR
Elkarrizketa
PAULO ALBERDI SOLOLUZE
SOBRINO DE ALBERTO SOLOLUZE

«Para cerrar esta etapa será importante tener el cuerpo; si no, seguiremos dándole vueltas»

Paulo Alberdi Sololuze (a la izquierda en la foto) es sobrino de Alberto Sololuze, trabajador sepultado bajo los escombros del vertedero de Zaldibar junto a su compañero Joaquín Beltrán. Han transcurrido más de 50 días desde el drama y los familiares piden que no cesen en la búsqueda. Tras la primera semana, que Alberdi define como «confusa» además de dramática, ve normalizada la gestión de la situación.

Ha pasado más de un mes y medio –y está camino de cumplirse dos meses– del derrumbe de la escombrera Verter Recycling, en el que quedaron sepultados dos trabajadores, Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán. El sobrino de Sololuze, Paulo Alberdi, atiende a GARA y asegura que no perderán «nunca» la esperanza de encontrar los cuerpos. Desea también que este accidente dramático sirva para aumentar los controles en la gestión de los residuos.

¿Cómo se encuentra? ¿Cómo está la familia?

De alguna forma, nos estamos acostumbrando a esta situación. Han pasado ya más de 50 días y, al final, terminas acostumbrándote aunque sea una situación dura. Es verdad que cuando llegan estas fechas puntuales, se te vienen muchos recuerdos encima. En estos días puntuales solemos estar más nerviosos o con un punto de tensión.

Han pasado más de 50 días. ¿Qué recuerdos se le vienen a la mente?

El recuerdo que tengo yo es que en los primeros tres-cuatro días sucedieron muchas cosas. Todo ocurrió rápido, una cosa detrás de otra. Anduvimos de un lado para otro, sin saber muy bien qué y a quién preguntar. Ellos tampoco sabían muy bien qué hacer y nos mandaban de un lado para otro. Tengo la sensación de que en los primeros días todo se movió a gran velocidad.

En Euskadi Irratia admitió que en esos días, todos, incluidos ustedes, estuvieron desorientados. ¿En qué sentido?

Cuando queríamos preguntar a cierto departamento del Gobierno o a cierto representante, nos mandaban a llamar otro sitio, porque decían que era responsabilidad de otro. Cuando preguntábamos a esta persona, nos mandaba a preguntar a una tercera persona. No sabíamos exactamente a quién acudir. Era confuso. La sensación fue que nadie sabía qué hacer y que nadie estaba dispuesto a asumir responsabilidades.

¿Ahora se ha normalizado la situación?

Sí, ahora sí. Ahora por lo menos nos han puesto un intermediario. Ahora hacemos todas las gestiones por esa vía.

¿Con qué frecuencia hablan con esta figura?

No tenemos establecida una frecuencia exacta. Es para avisar cuando hay alguna novedad. Nos llaman ellos cuando hay algo nuevo o llamamos nosotros si hemos visto algo.

¿Cuál ha sido la última nueva?

Ahora la hija de Alberto, Naia, acude cada viernes al vertedero para ver las labores que se están realizando. El otro día me comentaba que ha visto algunos avances y que parece que se están acercando a la zona de la báscula. Nosotros creemos que nuestro tío puede estar en esa zona.

¿Las labores siguen su curso?

Hasta ahora sí. Están trabajando y parece que se han acercado a la zona de la báscula. Por esa parte, agradecemos que sigan trabajando a pesar de todo lo que está ocurriendo con el coronavirus.

¿Cree que a partir de la primera semana se han esforzado más en la búsqueda? ¿Puede que sea demasiado tarde?

Puede ser. En los primeros días, el suceso tenía muchas aristas. Estaba el tema medioambiental por la contaminación y por el humo; estaba también la cuestión de la seguridad de los trabajadores y también lo de la autopista. En esa primera semana existían demasiados frentes y nuestra impresión fue que no era primordial la búsqueda de Joaquín y de Alberto.

Ahora, cuando parece que se han calmado todos esos temas, sí sentimos que están avanzando en las labores de búsqueda.

Afirma que se están acostumbrando a esta situación, pero sin el cuerpo será inevitable dejar de pensar en lo ocurrido.

Así es. Desde el principio, nosotros tuvimos claro que hay que cerrar una etapa, que es la del duelo. Pero para poder cerrar esta etapa es importante recuperar el cuerpo. No podemos despedirnos del tío mientras no aparezca el cuerpo y, por tanto, no podemos cerrar esa etapa. Mientras esta etapa siga abierta, seguiremos dándole vueltas a lo sucedido; pensando en si encontrarán el cuerpo, cuándo lo harán, en qué estado aparecerá el cuerpo…

Su abuela, la madre de Alberto, no sabe nada. ¿Han pensado cuándo le van a contar?

Nuestra intención era contarle lo sucedido, o parte de lo sucedido, antes del entierro. Como el cuerpo no ha aparecido, no hemos podido realizar el entierro y no le hemos dicho nada. La verdad es que no sabemos cómo actuar con ella. Es mayor y no es fácil decidir qué hacer.

Supone otra mochila más, ¿no?

Sí, sobre todo para mi madre. Mi abuela tiene bien la cabeza pero, físicamente, no puede hacer las cosas por sí misma y vive con mis padres. Para mi madre, después de lo ocurrido a su hermano, es muy duro estar todos los días con su madre, con ese peso encima.

Aun así, es una forma de proteger a la abuela.

Hemos creído que esa era la mejor decisión. Nuestra intención es contarle pero no hemos encontrado el momento adecuado para explicarle todo. Por ejemplo, la hija de Alberto, Naia, todavía no es capaz de estar con la abuela porque no es capaz de mirarle y no decirle nada. Cuando mira a su abuela, en sus ojos ve a su padre. Mi tía ha hablado una vez por teléfono pero muy poco porque no es capaz. No es fácil gestionar todo esto.

Han hablado con los mediadores del Gobierno de Lakua y, ¿con el jefe de la empresa?

No, no hemos hablado. Estamos bastante dolidos. Alberto era trabajador de Verter Recycling desde su inicio, desde el año 2008. Anteriormente, había trabajado para la misma persona en un concesionario de coches. Con la crisis económica, traspasaron esta empresa. Cuando el dueño hizo el vertedero, llamó a mi tío para trabajar allí. Es decir, mi tío ha trabajado durante muchos años para este empresario. No llamó a la familia cuando sucedió el derrumbe. No se puso en contacto con nosotros hasta pasados cinco-seis días. Estamos dolidos y no queremos tener ninguna relación con él.

Aquí no hay marcha atrás. Nosotros haremos nuestro camino y que ellos hagan el suyo. Después de encontrar el cuerpo comenzará un largo proceso y veremos qué pasa.

¿Han hablado con los familiares de Joaquín Beltrán?

Sí. Hemos realizado varios actos conjuntos y también hemos dado juntos una rueda de prensa. Nosotros fuimos a Zalla a un acto que organizaron ellos y ellos vinieron al que realizamos en Eibar. Tenemos contacto porque, al final, estamos en la misma situación y eso nos une.

Personalmente no olvidará que Joaquín puso su vida en peligro para avisar a Alberto. ¿Cómo supo de eso?

Hubo testigos el día del accidente y esos testigos dicen que Joaquín sintió algo minutos antes del derrumbe. Vio que las cosas no estaban bien y avisó a un par de compañeros para que abandonasen el lugar. Al parecer, él bajó en coche hasta el lugar donde se encontraba mi tío, para avisarle, y en ese momento quedaron atrapados los dos.

Los familiares de Joaquín Beltrán decidieron abandonar la última reunión con el Gobierno de Lakua. ¿Siguen los desacuerdos entre las dos partes?

Algunos familiares de Joaquín trabajaban en Verter. Un hermano acude cada día a mirar cómo avanzan las labores de búsqueda. Él sospecha que no se está haciendo del todo bien o que van despacio. Y por eso hubo tensión, sí.

Estos últimos días el suceso de Verter ha quedado en un segundo plano en la esfera mediática. ¿Cree que es necesario que ustedes estén en los medios para que no cesen en la búsqueda?

No sé si es necesario o no. Decidimos aparecer en los medios porque necesitamos un empujón y para que no olviden que los trabajadores siguen bajo los escombros. No nos tenemos que olvidar que hay que sacarlos de allí. El hecho de aparecer en los medios nos brinda el apoyo de la gente y eso nos da fuerza.