Iñaki Lekuona
Periodista
AZKEN PUNTUA

Pillados

A Emmanuel Macron, según un anónimo ministro, «le encanta pillar a todo el mundo por sorpresa». Tanto, que el anuncio del lunes pasado sobre el fin del confinamiento el 11 de mayo ha desestabilizado incluso a sus ministros, como el de Educación, quien tuvo que salir al paso del anuncio de desconfinamiento escolar con un vídeo en el que, con evidente estupor, intentaba explicar lo inexplicable, o sea, que en mitad de la curva vírica unos cuantos millones de alumnos de preescolar, primaria y secundaria volverán a juntarse en autobuses, clases, pasillos y recreos, compartiendo toneladas de cariño y de fluidos corporales. Dicen los que le conocen que Macron es un tipo que sopesa las decisiones en petit comité, para no perderse en un océano de consejos. Por ello, le habrá sido fácil, en el charco de su palacio, conceder un aval público a la gran distribuidora Fnac-Darty para que obtenga un crédito de quinientos millones de euros con los que afrontar la crisis, o traducido, un nuevo ejemplo del neoliberalismo con red y sin sorpresa alguna, que el presidente no es de los que muerde la mano que le alimenta, sino más bien es de los de alimenta la mano que nos muerde. Nos ha pillado, sí, pero no por sorpresa, porque este pillaje no es extraordinario. Lo sorprendente es que todavía nos dejemos pillar como sociedad y como individuos.