Beñat ZALDUA
DONOSTIA
CRISIS DEL CORONAVIRUS

El Estado francés alcanza en decesos al español, EEUU supera los 50.000

La cifra global de fallecidos por el coronavirus se enfila ya hacia los 200.000, con EEUU a la cabeza de forma indiscutible, pero con Europa como el continente más afectado. París cuenta ya casi los mismos muertos que Madrid, mientras la esperanza depositada en un antiviral se esfuma, a la espera de una vacuna que tardará tiempo en llegar.

«Pongamos que golpeamos el cuerpo con una luz tremenda, ultravioleta o simplemente muy potente». El presidente de EEUU, Donald Trump, logró ayer su cuota de pantalla sugiriendo el deslumbramiento y la inyección de desinfectante como métodos para luchar contra el coronavirus, ante la mirada atónita de la doctora Deborah Birx. Todo en el día en que EEUU rebasó la barrera de los 50.000 muertos con Covid-19.

Ya suma más casos que sus dos perseguidores inmediatos juntos, que siguen siendo Italia (25.969) y el Estado español (22.524). El Estado francés, sin embargo, se ha puesto ya a la par, con 22.245, y con una evolución más preocupante, aunque la curva vaya remitiendo. Más de la mitad de los fallecidos en todo el mundo, en cualquier caso, siguen siendo europeos.

La evolución es buena, en general, pero algunos sobresaltos en China refuerzan lo subrayado por la OMS esta semana: este virus ha venido para quedarse durante un buen tiempo, y hacerle frente no va a ser ni fácil ni rápido. Un nuevo brote en la ciudad de Harbin, al noroeste de China, ha obligado a Pekín a aumentar las medidas de aislamiento de esta urbe de unos 10 millones de habitantes. Los últimos datos recibidos hablaban de una cincuentena de casos de contagio local en el hospital, y de 1.400 personas en cuarentena bajo observación.

Conscientes de los nuevos brotes y de las segundas olas que pueden llegar, el desconfinamiento ha arrancado en Alemania con el anuncio de la construcción de un hospital de campaña en un recinto ferial, con el objetivo de hacer frente a lo que pueda venir. Y eso en el caso de uno de los países europeos con mayor índice de camas hospitalarias por cada 100.000 habitantes –más de 800, frente a las poco más de 300 registradas en Euskal Herria–.

Ni vacuna ni medicamentos

La ocurrencia de Trump, basada en un estudio que sugiere que la humedad y el calor son aliados a la hora de frenar el coronavirus, no deja de ser, por desgracia, un recordatorio de lo lejos que estamos de encontrar un remedió farmacéutico para el Covid-19, ya sea en forma de vacuna o en forma de tratamiento.

Una de las grandes esperanzas estaba depositada en el remdesivir, un fármaco antiviral producido por la empresa Gilead, que había dado buenos indicios en estudios menores.

La relevancia de poder utilizar fármacos ya existentes –el remdesivir se patentó para tratar el ébola– radica en que no necesitan superar ningún proceso de validación, ya que son productos en el mercado.

Este antiviral, sin embargo, parece haber fracasado en su primer gran ensayo clínico. Según publicó el “Financial Times”, el estudio se ha realizado en China con 237 pacientes de Covid-19, de los que dos tercios recibieron el fármaco y otro tercio no. La evolución entre ambos grupos no fue diferente y, de hecho, un 11% de los que recibieron el remdesivir tuvo que abandonar el estudio por los efectos secundarios sufridos. La farmacéutica Gilead trató de salir ayer al paso asegurando que era un estudio incompleto con conclusiones sin cerrar, pero el mercado no perdona: perdió casi un 5% de su valor en bolsa. Hay muchas vidas en juego, pero también mucho dinero.

Sobre las vacunas, el que ha escrito de forma muy clara ha sido el multimillonario Bill Gates, que sabe mucho de vacunas y más de dinero. En un largo pero recomendable post en su blog, el creador de Microsoft repasa algunos de los más de 70 proyectos en marcha para desarrollar una vacuna capaz de combatir al Covid-19, para llegar a la conclusión de que son ocho las que tienen alguna opción.

En cualquier caso, llama a la prudencia y al realismo. En condiciones normales, explica, una vacuna no tarda menos de cinco años en desarrollarse. En condiciones extraordinarias, todo podría acelerarse, pero nunca a un periodo menor a los 18 meses.