Fede de los Ríos
JOPUNTUA

El humanismo de algunos

Dicen pensadores de profundis que la pandemia nos está transformando y que todo será distinto después del Covid-19; que cambiará la forma de relacionarnos y nos haremos «más humanos»; aprenderemos a «valorar» cosas a las que no dábamos importancia haciéndonos más solidarios y empáticos con los más desfavorecidos. Las catástrofes sacan lo mejor de nosotros mismos, arguyen.

Será mi miopía unida a una sobrevenida presbicia y el envejecimiento del aparato auditivo que ha anquilosado el estribo, el yunque, el martillo y hasta la hoz. Lo único que percibo es más de lo mismo o peor.

Insultos entre vecinos con el resentimiento como razón: «ese hijoputa andando por la calle mientras yo me pudro en casa». El policía que duerme en cada uno de nosotros y al que decían los situacionistas del mayo francés, era necesario matar.

Aumento de agresiones machistas (domésticas que dicen los machotes) en una situación que dificulta su visibilidad.

Casi setecientas mil denuncias de nuestros diferentes ángeles custodios. Marlaska siempre velando por nuestra seguridad. Los inefables obispos españoles alertando de la renta básica para las, como dicen ellos, clases menos favorecidas. Les llevaría al ocio, preámbulo de todo vicio.

En el Congreso, los fascistas azulverdosos alertan del bolchevismo bolivariano de un gobierno siquiera socialdemócrata, de la peste china y de la invasión musulmana. El alegre de Ajurianea felando al Capital exige que siga la producción de mercancías. Reinician los trabajos del AVE, algo vital. Si hay bajas o muertos en obreros y sus familias, ya se cubrirán. Hay muchos y son intercambiables. Mercado sólo hay uno.

Al gesticulante troll foral-navarro no le entiendo nada. Da como penica.

Los que dirigen la nave a buen puerto: un milico, un pikoleto y un madero que diría Mackie Navaja. Los mejores entre los suyos. Vayan preparando botes.

La última pandemia en los años veinte nos humanizó una barbaridad, se llamó Auschwitz ¿Después del Covid-19? Con igual sociedad de explotadores y explotados, con suerte el Covid-20.