Iñaki Lekuona
Periodista
AZKEN PUNTUA

Revueltas

El martes pasado miles de manifestantes retomaron en París las protestas antirracistas que están haciendo temblar las calles de la otra orilla del Atlántico. El llamamiento lo lanzó, al grito de «un país sin justicia es un país que llama a la revuelta», Assa Traoré hermana de Adama, muerto hace cuatro años en circunstancias similares a las de George Floyd. Una nueva autopsia presentada por la familia y la manifestación masiva han contribuido a que, cuatro años después, el tribunal, en cuyo dintel se lee aquello de Liberté, Égalité, Fraternité, acepte que dos testigos de la detención puedan aportar un testimonio que construya verdad, que es lo que escasea en París, Minneapolis y en Iruñea, donde perdió la vida, hace también cuatro años y en circunstancias muy parecidas, Elhadji Ndiaye.

El racismo y la xenofobia son estructurales e impunes. Tanto, que cuando a principios de año un policía negro de Ruan denunció que compañeros suyos compartían en redes sociales la necesidad de una guerra racial, apenas nadie se dio por aludido en Francia. Es ahora, después de que la vergüenza ajena haya cruzado el océano amenazando tormenta, cuando los medios se hacen eco del asunto. Aquí, hace tiempo que sabemos que el camino hacia la verdad y la justicia está repleto de revueltas. Eso, si no es inaccesible.