DESOLACIÓN Y GANAS DE LUCHAR EN AGOITZ ANTE EL CIERRE DE GAMESA
INCREDULIDAD, DESOLACIÓN Y GANAS DE PELEAR POR EL FUTURO DE LA ZONA SON LOS SENTIMIENTOS QUE SE ENTREMEZCLAN EN AGOITZ DESDE QUE SE CONOCIERON LAS INTENCIONES DE SIEMENS GAMESA DE CERRAR LA PLANTA QUE TIENE EN ESTA LOCALIDAD. LA SOLIDARIDAD SE EXTIENDE EN UNA COMARCA CON UN ÍNDICE DE PARO QUE EN MAYO YA SE SITUABA EN EL 13,75%.
La tarde del pasado martes no se olvidará fácilmente en la zona de Agoitz. A última hora corría como la pólvora la noticia de que Siemens Gamesa había decidido cerrar la planta que tiene en la localidad dejando en el paro a 239 trabajadores. «¿Es verdad?», pedían confirmación los vecinos con cara desencajada y atenazados por la preocupación.
Era cierto. Nadie se esperaba semejante anuncio después de que, una semana antes, cerca de 80 eventuales y trabajadores de ETT ya quedaran fuera de un proyecto que la propia compañía, como ha llegado a asegurar al comité de empresa, ha reconocido que es «viable» y «excelente desde el punto de vista productivo».
En los días que han pasado desde esa negra jornada, la amenaza de cierre se ha extendido como una lúgubre sombra por la localidad. En la misma entrada del pueblo, bajo un gran cartel que muestra los principales atractivos turísticos del municipio, ha sido colocada una pancarta con este lema: «Siemens Gamesa. No al cierre - Ez itxi. Agoitz-Aoiz».
Ya en el exterior de la planta se ven varios corros de trabajadores que analizan la terrible situación creada. Entre ellos se encuentra Andrés Márquez. Es vecino de la cercana localidad de Urroz y lleva diez años trabajando en Gamesa. Recuerda que el total de empleos destruidos en realidad asciende a 320, ya que en primer lugar se quedaron en la calle «los eventuales». Ese primer paso ya dejó «tocado» al resto de la plantilla, hasta que, «de golpe y porrazo», se produjo la noticia que se estaban empezando a temer. El turno de tarde la conoció en la misma fábrica, pero el resto «nos enteramos por los medios».
Márquez tiene 47 años y se sitúa en la media de edad de la plantilla, que ronda los 45. Una edad «muy complicada para encontrar trabajo, y más en este contexto del covid-19».
En la misma línea se expresa Amaia Goñi, también empleada de Siemens Gamesa, quien recuerda que no solo habían sido reubicados en la fábrica de Agoitz los trabajadores de otras plantas cerradas por la compañía, sino «gente de empresas que han cerrado en la zona». Destaca la solidaridad y el apoyo que están recibiendo desde que se conoció el cierre, tanto por parte de los vecinos de la zona como de otras plantas de la multinacional.
Ese respaldo ya se hace presente en el ámbito de la economía local de Agoitz. Pili Cosín, que regenta el establecimiento hostelero Zuribeltz, muestra su apoyo incondicional a la plantilla: «Porque somos nosotros, porque, aunque no formemos parte de la plantilla, nos implica a todos».
Cosín destaca que el anuncio de cierre agrava «una situación muy deprimente a nivel laboral en esta zona». Por ese motivo, asegura que «estamos muy asustados los comercios, hostelería… porque hemos estado siempre un poco olvidados a la hora de invertir y de tener futuro. Tenemos un polígono enorme casi vacío y no terminan de llegar inversiones industriales».
Compensar el pantano
Todas estas consecuencias de la unilateral decisión de la compañía las tiene muy presentes el alcalde de la localidad, Ángel Unzué, de EH Bildu. Apenas un año después de llegar al cargo tras las últimas elecciones municipales, se ha encontrado con este «auténtico jarro de agua fría». «Para nada nos esperábamos esta medida tan sumamente drástica, que es una deslocalización pura y dura», sentencia.
Unzué hace memoria y recuerda que «hace diez años se le puso la alfombra roja a la empresa por parte del Ejecutivo foral. Entonces estaba de presidente Miguel Sanz y vendió la instalación de Gamesa en la localidad como una compensación por el pantano de Itoitz. Incluso llegó a decir que ya que Aoiz había sido solidario con el resto de Navarra, iban a trasladar una empresa que iba a crear 500 puestos de trabajo».
Pero el paso del tiempo desdijo los mensajes triunfalistas, ya que «no se creó tanto empleo, puesto que terminaron viniendo trabajadores procedentes de otras plantas que había cerrado la empresa. Y ahora, diez años después, vemos cómo, de la noche a la mañana, cierra y se va».
El Ayuntamiento de Agoitz está dispuesto a pelear para revertir ese cierre, tarea para la que quiere contar con el Gobierno de Nafarroa, con el que ya ha contactado. Considera fundamental esa implicación para atajar una situación económica especialmente dura en la zona: «En mayo pasado teníamos un índice de paro del 13,75%, mientras que en Navarra está en torno al 9%-10%».
Después del shock llega el momento de la reacción y en Agoitz no faltan ganas de luchar por el futuro. Así que los trabajadores de Siemens Gamesa no caminarán solos en esta dura travesía por el mantenimiento de sus puestos de trabajo.