Al final de la escalera, tras doblar el pasillo

Curtidos en el cortometraje de temática terrorífica, el cineasta Ángel Gómez Hernández y el guionista Santiago Díaz han logrado eludir el vértigo que supone enfrentarse a una ópera prima con un proyecto milimétricamente calculado y en el que siempre da la sensación de haberse sentido muy cómodos. Todo en “Voces” se revela como esa misteriosa sombra que intuimos en la oscuridad de los pasillos que hemos recorrido multitud de veces. El género de las casas encantadas suele tener un encanto especial, sobre todo cuando los cineastas consiguen hacer de la casa enferma un personaje más dentro de la trama y no un simple recurso de chirridos y apariciones inesperadas. El cineasta Ángel Gómez sabe el terreno que pisa y se muestra seguro a la hora de desenvolverse en una atmósfera en la que la inquietud nunca resulta artificiosa y transmite la tensión requerida. Es verdad que el director recurre a multitud de clichés cinéfilos, entre los cuales figuran las referencias a la que es considerada como la mejor película sobre casas encantadas, “Al final de la escalera” (Peter Medak, 1980), pero lo hace con una gran elegancia y, sobre todo, con el respaldo de un reparto que tiene en la singular relación paternofilial encarnada en los personajes del actor Ramón Barea y la actriz Ana Fernández, uno de sus grandes logros.
“Voces” puede ser tomada como un homenaje sentido a los filmes de género de los ochenta y guarda cierto parentesco con la célebre franquicia estadounidense “Los expedientes Warren”. El caserón que ejerce de maestro de ceremonias y de escenario de sobresaltos también asume el rol de testigo directo de un drama familiar que toma cada uno de sus rincones. La cámara se mueve ágil en este espacio necesitado de comunicación y en el que la sicofonías se transforman en el hilo confuso que dictará las jornadas extrañas y abiertas a lo improbable.

Telleria, un pueblo burgalés que quiere ser vasco... o suizo

Reconocidos otros siete torturados por la Policía y la Guardia Civil

PNV y PSE aprueban una ley que apela a su artículo 145 y tiene solo 7

El servicio de ambulancias de Osakidetza, de camino a urgencias
